Guillaume Gallienne escribió e interpretó en 2008 una obra de teatro titulada Les garçons et Guillaume, à table! donde narraba en clave de humor la especial relación con su madre, sus hermanos y el descubrimiento de sexualidad. Ahora llega a la cartelera española la traslación a película de la obra de teatro de Gallienne, donde es el propio Guillaume quien se ha encargado de escribir el guión, dirigir la película e interpretarse a sí mismo y, a la vez, a su madre. La película se llevó cinco premios César, entre ellos el de mejor película y el de mejor actor principal, superando así a la favorita La vida de Adèle (que únicamente obtuvo el premio César a mejor actriz revelación por la interpretación de Adèle Exarchopoulos).
Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! empieza con un Guillaume Gallienne que va a salir al escenario para interpretar por primera vez la obra de teatro en la que cuenta de manera autobiográfica su vida. La señora Gallienne tiene dos hijos varones a los que les encanta el deporte y la caza y además tiene a Guillaume, el menor de la familia y que está obsesionado por parecerse a su madre y ser en oposición a sus hermanos, una niña. La reafirmación en ese rol femenino llevará a Guillaume a imitar a todas las mujeres de su entorno y a ser un chico diferente. Así la película nos irá llevando del escenario del teatro donde un Guillaume adulto cuenta su vida a la narración de los hechos que ocurrieron en su juventud en un vaivén perfectamente orquestado en la que es la primera película del director-actor-guionista.
La historia de Guillaume en su visita a España, la visión que tiene de los internados o las hilarantes escenas en las que intentará librarse del servicio militar obligatorio en Francia son un buen ejemplo de los momentos más divertidos de la película; pero la opera prima del director francés tiene un poso que va mucho más allá de la típica comedia ligera francesa porque en Guillaume y los chicos, ¡a la mesa! se habla del descubrimiento de la sexualidad en la infancia, de lo que se considera que un hombre (por el mero hecho de ser un hombre) tiene que hacer o ser y en definitiva es un ataque en clave de comedia de los arquetipos y prejuicios que tiene nuestra sociedad.
A destacar la magnífica interpretación de Guillaume Galliene como su madre y como sí mismo y el tono desenfadado con el que trata en la gran pantalla temas para nada fáciles. Quizá esta película no tenga el apoyo mediático que han tenido últimamente otras películas francesas como La vida de Adèle, The Artist, Intocable o Pequeñas mentiras sin importancia pero no por ello la película debería desmerecer nuestra atención
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