Grandma, la libertad de decidir y el eterno reproche

Grandma no es una película efectista o impresionante, no tiene una gran fotografía ni momentos muertos de sentida reflexión, es cierto, está rodada en menos de 20 días y se nota, pero creo que recordaré al personaje principal mucho tiempo. Se trata de uno de esos personajes íntegros, fuertes, divertidos, sorprendentes, cultos, locos, y sanamente cercenadores de las partes más pesadas de su pasado, justo lo que me gustaría ser de mayor.

Grandma es una road movie urbana e independiente sobre una abuela culta y escritora que está sin un dólar tras haber pagado el tratamiento de su pareja ya fallecida, y que trata de reunir en un día los 600 dólares que vale el aborto que pretende practicarse su nieta en una clínica privada. El argumento, que tampoco es de una excesiva complicación, se engrandece con el personaje de la abuela, interpretado más que decentemente por Lily Tomlin en un papel bastante divertido y al mismo tiempo gratamente conmovedor.

Grandma

El de Grandma, es un personaje que le viene como anillo al dedo, ya que al parecer el director y guionista Paul Weitz lo escribió solo para ella. Tomlin ha dicho al respecto en varias entrevistas que ha conectado con esta abuela en cuanto a escritora feminista, a mujer comprometida con el movimiento feminista, ya que durante toda su carrera ha luchado por los derechos de la mujer y también por los del colectivo homosexual. Yo creo que esa fuerza de convicción se destila y se huele, llega bien al público dispuesto a captar los finos matices que emanan del celuloide (bueno vale, o del digital) cuando uno hace algo en lo que cree de verdad.

El personaje de la abuela es un personaje muy roto. Una académica sin plaza fija, poeta feminista publicada y reconocida, pero arruinada por el costoso tratamiento de su pareja ya fallecida, que además no se lleva bien con su hija y que acaba de romper con una novia/admiradora que es al menos 20 años más joven que ella. Un personaje roto que se levanta para ayudar a su nieta cuando hace falta, un personaje cuyas grietas profundas le hacen entender de maravilla la decisión de abortar que su nieta parece tener bastante clara.

Grandma

A mi como espectadora y como mujer me duele el presente de esta mujer en cuanto al reflejo de su pasado que asoma en los diálogos, me duele cuando le dice a su nieta: yo no saqué plaza fija porque no escribía tanto para publicar, tenía una hija; me duele cuando intenta vender las primeras ediciones de obras clásicas del feminismo que para ella fueron contemporáneas y descubre en Ebay que no valen prácticamente nada (es decir, que valen justo lo que la gente está dispuesta a pagar por ellas, poca cosa, lo que vale la palabra); me duele cuando reconoce que quería un hijo pero no un marido y cincuenta años después aún tiene que dar explicaciones al respecto. Creo que me duele porque me da miedo que el feminismo no avance más a partir de todas las premisas representadas en este filme (con carga homosexual o sin ella), qué quieren que les diga.

Me refiero a carrera sí, pero mediocre, porque la maternidad es lo que tiene. Pareja sí, pero atente a las reglas mujer, no sé en qué estás pensando. Decisión propia sí, pero depende, depende de si puedes pagarla, depende de si alguien te apoya, depende de cuánto estás dispuesta a sufrir por ello. La parte cómica se agradece porque alivia la tensión de estos grandes temas, aunque no sería del todo sincera si no os advirtiera: toda la gracia y toda la grandeza de la abuela muere en la nieta, que es un pincho moruno… creo que me estoy haciendo vieja.

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