Andrea Arnold vuelve al tiempo presente y al estudio de la juventud tal y como hizo en Fish Tank. Si allí era la marginalidad británica la representada, en American Honey, como bien anticipa su título, viajamos hasta la América profunda.
Star es una joven de dieciocho años, sin oficio ni beneficio, con dos hermanos pequeños y una madre indiferente. Un día recibe la propuesta de embarcarse en una especie de comuna que se dedica a vender suscripciones de revistas (sic). Así, comienza un viaje por varios estados de un Estados Unidos que se mueve entre la opulencia y la más triste de las miserias.
Para narrarnos este viaje, Arnold emplea 158 exhaustivos minutos en los que apunta ideas críticas hacia el capitalismo y la situación social de los jóvenes en una América a la deriva. El problema es que no profundiza en ninguno de los conflictos y dedica demasiado tiempo a una historia de seducción y sexo con el cazador de talentos del grupo, interpretado por el artista conceptual Shia Labeouf. Arnold sigue un estilo similar al exhibido en Fish Tank, con el uso del 4:3 y la cámara atenta a los gestos de los personajes, pero de poco sirve el excesivo caudal de observación
American Honey podría haber sido mucho más con mucho menos. Podría hacer condensado su discurso, podría haber sido más modesta y con ello decir mucho más. Pero entonces sería otra película.
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