Películas sobre la infancia y su manera de encontrar el camino hacia la vida adulta hay muchas, debería considerarse un género en sí mismo, incluso tendría que tener un nombre propio con el que pudiésemos referirnos a este asunto recurrente y clave en la historia del cine (Cero en conducta, Los 400 golpes, Boyhood, El espíritu de la colmena, Secretos de corazón). Y los films que hablan sobre el descubrimiento de la sexualidad y el sufrimiento de la aceptación personal no se quedan atrás tampoco. Todas las historias están ya contadas, todo está rodado, todo está escrito. Pero, ¿no están los grandes temas para eso? Para volver sobre ellos una y otra vez, retomarlos, regenerarlos y revisionarlos. Esos temas pilares y universales nunca se agotan.
Así que pensar en Heartstone con cierto sentimiento de deja vu puede que sea inevitable en un primer término (incluso con un título tan recientemente estrenado como Sparrows), pero no deberíamos dejarnos llevar solo por eso, ya que aunque el regustillo a ingredientes reconocibles es manifiesto, el cocinado final es delicioso, sugerente y delicado.
Estamos ante todo ante una película acerca de la amistad, altamente emocional y llena de pureza y honestidad. Dos amigos, Thor and Christian, lucharán ante la revelación de lo que supone hacerse mayor en un mundo hostil, triste y gélido. El pueblo perdido de Islandia (con unos majestuosos y abrumadores paisajes) podría ser cualquier pueblo olvidado de cualquier punta del mundo: la soledad, la apatía y la violencia es la misma por más bello que sea el entorno que la esconde. Y unos padres ausentes y sumidos en su propia realidad sin ver lo que se cuece en su propia familia, son los mismos aquí que en la China.
Abandonados en este particular y glacial verano, estos ‘niños perdidos’ asaltarán a golpes y a ciegas su particular manera de encontrarse como individuos maduros. Y la sexualidad, el amor, la muerte y el miedo formarán parte de la extenuante aventura. Porque siempre, hasta el pececillo más débil, acaba abriéndose paso y conquistando su lugar en el inmenso océano.