Mientras vamos caminando por nuestras ciudades, generalmente nuestro punto de vista suele coincidir con el horizonte. En ocasiones, alzamos la mirada para observar, con detenimiento, las diferentes arquitecturas que nos rodean o, la gran mayoría de las veces, nos paramos en el cielo, para intentar pronosticar si va a llover o no. En el suelo nos paramos poco, si acaso cuando se nos cae algún billete… o cuando nos agachamos para recogerlo cuando se le ha caído a otra persona. La ciudad oculta se encarga de acercarnos todo eso que no vemos, llevándonos de la mano a través de un viaje alucinado e hipnótico.
La intención didáctica de La ciudad oculta es nula. Y esto puede ser un escollo para más de un espectador que se enfrente a esta inusual propuesta, quizás más apropiada para la sala de un museo (o estrictamente el circuito de festivales de cine) que para las salas comerciales. Lo que propone, en primera y última instancia, el realizador Víctor Moreno es un periplo a través de todo lo que la ciudad nos oculta, ese entramado de alcantarillas, pasajes subterráneos, redes de transportes, galerías, túneles en los que al final no hay luz sino una oscuridad que se lo traga todo a su paso, extraños animales micróscopicos con fauces que harían temblar al más encallecido fan del cine de terror.
No hay voz en off, no hay un hilo narrativo que engarce una imagen con otra, solo el poder de la imagen y el sonido ambiente, mediante el cual podemos adivinar el crepitar del agua sobre el muro, apreciar cómo el silencio abisal también puede sonar, hallar galaxias inmersas bajo nuestros pies… La ciudad oculta funciona como una película de ciencia ficción abstracta y cuando menos apegadas están las imágenes que muestra a la realidad, mejor funciona. Pues el espectador puede dejar volar su imaginación y construirse, él mismo, la película que más le convenza.
El director incluso se arriesga y nos incluye algunas escenas preparadas (todo lo que está relacionado con la lechuza) que se encontrarán, sin duda, entre lo mejor del cine español de 2018. Todo un hallazgo.