Imagínate que un buen día pica al timbre de tu casa el vecino para pedirte una suma importante de dinero. Al principio puede que rechaces ayudarle si no tienes el dinero o si te cae especialmente mal. ¿Pero y si este dinero estuviese destinado para encontrar un tesoro? El vecino te promete que en su antigua casa familiar hay enterrado algo que desconoce pero que tiene un valor económico sumamente importante. Pero para ello necesita dinero para contratar a un equipo de detección de metales. ¿Se lo dejarías entonces a cambio de una parte del tesoro? A partir de esta premisa del todo surrealista se estructura la película rumana El tesoro dirigida y guionizada por Corneliu Porumboiu, obra que mezcla el género de la comedia con un género de aventuras de estar por casa bajo el que se oculta una contundente crítica a la crisis económica de occidente.
El protagonista de El tesoro acepta ayudar a su vecino y ambos emprenden la aventura de encontrar el tesoro escondido. Ambos se desenvuelven en pantalla como perfecta pareja cómica a la que se le añade la excentricidad del hombre detector de metales. El resultado es una película totalmente surrealista en un contexto exageradamente realista, y por contraste, funciona a la perfección. Lo mejor de la película es que en ningún momento el espectador espera que los protagonistas consigan su objetivo pero por un toque de gracia acaban siendo sumamente ricos. Y el desenlace final aunque sea un poco facilón hay que reconocer que cierra bien la película y deja buen sabor de boca al espectador.