Un documental español de aproximadamente una hora de duración rodado en Rusia cuyo protagonista es Oleg Nikolaevich Karavaichuk, un compositor de 89 años totalmente excéntrico. Si la premisa ya es lo suficientemente potente y atractiva, la obra completa es probablemente uno de los mejores documentales españoles de los últimos años. Oleg, es quizás uno de los personajes más difíciles de retratar y documentar a través de una cámara. Tanto es así que, Andrés Duque, el director del documental no pudo conseguir que aceptara una reunión para preparar el proyecto. Las circunstancias en que se conocieron ya son suficientemente bizarras como para entender todo el atractivo del film. Andrés, desesperado, tuvo que forzar el encuentro a través de su sonidista, “íntimo” amigo de Oleg, haciendo que ambos pasaran casualmente por un estanco en el que estaría esperándolos sin que Oleg lo supiese.
Oleg, pese a su edad, es una persona totalmente dinámica, inquieta y parlanchina. Todas sus intervenciones a cámara son discursos divertidos con una gran profundidad filosófica, no solo en relación a la música sino a varios aspectos de la vida. Pero lo realmente precioso del film son las largas secuencias en que Oleg toca el piano, improvisa, crea sus piezas… Se pronuncia totalmente en contra de los clásicos y reinventa con sus manos, deformadas y arrugadas por el paso de la edad, no solamente una forma única de crear música sino también de sentirla. La fuerza de Oleg es tan impresionante que traspasa en numerosos momentos el dispositivo fílmico dejándolo en evidencia. Oleg es el guía la película, se mueve con libertad, se expresa y actúa como quiere. Mientras tanto la cámara intenta estar a su altura y no perderse ningún detalle. Dos momentos resaltan por su fuerza íntima y belleza expresiva. El primero, una siesta que se echa Oleg tras comer en un restaurante. Ni si quiera dormido está tranquilo, sufre ataques de sonambulismo y se mueve rítmicamente como si se reprodujese música en su interior. Y finalmente, el momento más hermoso del film, es en el que Oleg, con los ojos cerrados y en profundo silencio y estado de concentración, escucha la musicalidad de su propio cuerpo, de su interior, de su yo más íntimo.