No hay que ser un erudito en el tema para saber de qué va la saga que empezó llamándose A todo gas y que a día de hoy a la mayoría nos da igual como se llame: La Familia, por mucho que le pese a los fans de El Padrino. El problema, o supuesto problema, de Fast & Furious 8 es qué pasa cuando uno de los miembros más importante de La Familia ya no está. Ya sabemos que la muerte de Paul Walker supuso la desaparición del personaje de Brian O’Conner de la saga con una despedida tan emocionante como elegante.
Muchos hubieran pensado que, quizás, se debería haber parado aquí el tema, pero ya sabemos como es Hollywood y, sobre todo, los fans. A mí personalmente no me hubiera gustado esta idea y es que como ya he dicho por aquí en más de una ocasión no quiero que esta saga se acabe nunca. El tema es que Fast & Furious 8 supera con creces la carencia de uno de los personajes protagonistas sin quitar el foco en La Familia. Ésta sigue en pie de guerra y sigue siendo la excusa para contarnos una historia que, en otro contexto, apedrearíamos sin compasión alguna.
Y es que seamos sinceros, los acontecimientos que aparecen por pantalla no tienen ni pie ni cabeza, no tienen sentido alguno y, lo que es más importante, a nadie le importa. ¿Por qué? Pues porque a Fast & Furious 8 se le quiere así o no se le quiere. Me extrañaría que algún despistado se colara en la sala y saliera con la sensación de que le han tomado el pelo. Es como si al salir de una de Woody Allen alguien se quejara porque solo trata problemas de gente con dinero. Uno debe saber donde está y comportarse en consecuencia.
Entrando ya directamente en algunos puntos concretos uno de los grandes aciertos de Fast & Furious 8 es la dupla Jason Statham/Dwayne Johnson. Esto es, de calle, lo mejor que ofrece la película encontrando momentos en los que directamente lloramos de la risa.
Por otro lado, es en los personajes más clásicos donde la película falla en cierto modo. Hablamos de Vin Diesel: No existiría saga Furious sin él, pero su personaje es casi el que menos nos importa y menos le echamos cuentas, y eso que en este caso se lleva todo el peso de la trama. Aún así cumple con creces teniendo en cuenta sus limitaciones actorales.
Con respecto a la acción podemos decir que Fast & Furious 8 es la mejor de la saga. Los guionistas saben que tienen carta blanca y que cualquier cosa que inventen, por muy loco que parezca, nos va a encantar. Particularmente la escena con los coches hackeados por Nueva York, que a priori parece absurda, pero que algunos han demostrado que podría ser bastante factible.
Habrá gente que seguirá pensando que la saga es un reducto para chonis y tuneros pero poco o nada queda de esto en Fast & Furious 8, quizás la primera escena, en Cuba, a modo de homenaje a la esencia mínima de la historia.
Por lo demás podemos decir perfectamente que Fast & Furious 8 es una gran película de acción, con algunos momentos realmente cómicos y muy humana, que apela a nuestro corazón. Quizás con un requisito complicado de cumplir para algunos, aceptar que su imperfección es su mayor virtud y despojarnos de cualquier complejo y dejarnos llevar.
5 comments