El realizador y guionista Paul Schrader ha desarrollado una carrera irregular donde se alternan películas personales y logradas con otras fallidas o de encargo donde no ha brillado su talento. En sus trabajos más destacados, especialmente el libreto de Taxi Driver o cintas como director del calibre de Affliction o Posibilidad de escape, ha abordado historias con personajes torturados por su pasado que se mueven en un mundo donde reina el pecado. La huella calvinista de la educación del cineasta queda así patente en sus obras más íntimas. Por otra parte, sus cintas buscan ir más allá del mero argumento para abordar los grandes asuntos de la naturaleza humana. No en vano, en su labor como crítico, Schrader fue el autor del libro El estilo trascendental en el cine: Ozu, Bresson, Dreyer. Todas las obsesiones del director parecen reunirse en El reverendo (First Reformed).
En El reverendo nos encontramos con un clérigo acosado por los fantasmas de su pasado y con problemas de salud que verá su existencia alterada cuando intente ayudar a un matrimonio de activistas medioambientales que pasan por un mal momento debido a la depresión del esposo, un hombre que fue encarcelado por sus ideales. La película no duda en homenajear sin reparos a Robert Bresson y, especialmente, a uno de sus títulos más celebrados: Diario de un cura rural. Al igual que en aquella obra maestra, el estadounidense utiliza como particular hilo argumental las reflexiones que un sacerdote deja escritas en su particular cuaderno de bitácora.
Schrader ha elegido para su filme una puesta en escena de una tremenda austeridad y un ritmo reposado que se adecua al tono reflexivo del conjunto. La crisis de fe y personal del clérigo irá pareja a su toma de conciencia medioambiental que le hará involucrarse en la causa de aquellos que pretende ayudar. De paso, el autor de American Gigolo, firmante también del guion del largometraje, aprovecha para arremeter con las instituciones religiosas, que miran para otro lado respecto a las injusticias del mundo cuando alguien llena sus arcas, y a los empresarios votantes de Donald Trump, que parecen muy poco interesados en defender el medioambiente si eso merma mínimamente sus intereses económicos.
El cineasta norteamericano logra que El reverendo sea profunda sin ser pedante ni pretenciosa. Casi nada resulta impostado en un filme que alcanza notables cotas de profundidad. Lo hace gracias a un inteligente libreto que no teme explicitar las obsesiones de su protagonista y a la magistral interpretación de Ethan Hawke, que encarna sin aspavientos a un párroco repleto de dudas. Lástima que algún momento aislado de misticismo exacerbado reste excelencia a uno de los mejores títulos de la carrera de Paul Schrader.
1 comment
Al fin alguien que se da cuenta de las sorprendentes similitudes entre ambas películas… Felicidades!
Yo diría que una se basa en la otra, aún cuando el reverendo ha sido considerada remake de un tercer film, que no he visto.