Oh, la, la! Repetimos mismo director que la primera parte, pareja protagonista y una nueva compi que se cuela de rondón, más agresiva, más mal hablada y más fiel ¡esto es El otro guardaespaldas 2 y vosotros vais a verlo!
La acción y violencia en el cine parece que está de moda y cuanto más bestia sea, mucho mejor. Si James Bond triunfa con su saga, nosotros tenemos un agente que pilota y se infiltra en organizaciones terroristas con más gracia y salero. Si John Wick cada año saca aplausos entre el respetable sin fallar una bala y dejando un rastro de malos bañados en sangre después de coreografías de lucha demasiado modernas, nosotros presentamos una mujer de armas tomar que se enfrenta a sicarios y mercenarios sola o acompañada de su pareja y amigo. Si Ethan Hunt o los integrantes de la familia de A todo gas, vuelan, ruedan o navegan por diferentes lugares del mundo como unos turistas no accidentales, nosotros nos vamos a Italia a recorrer sus calles y a bañarnos en las aguas de sus islas donde el CGI cante un poco menos. Todo eso es El otro guardaespaldas 2, del director Patrick Hughes, una película de acción con ritmo vertiginoso y espectacularidad que nunca se toma en serio lo que hace o dice y mira que dice cosas ¡algunas muy serias en fondo pero no en tono!
La amistad, la maternidad, la familia, el trabajo son cuestiones que no se debaten pero que si permiten reírse de ellas. Ryan Reynolds o Michael Bryce sin traje de lycra rojo y negro es otro Kevin Costner serio y responsable que tiene que proteger y salvaguardar la vida de su amigo asesino Darius Kincaid o de su mujer Sonia que aparece en escena tirando el telón a mordiscos. Un trío mágico que se odia y se quiere a partes iguales y que hacen una peineta a los problemas que surgen o explotan a su alrededor. Sonia quiere ser madre a toda costa dándole una patada al reloj biológico y un puñetazo al mentón de su amor que miente más que habla por gusto o miedo. La familia tira y se retira aprobando acciones y comportamientos o probando gelattos italianos de diferentes sabores. La vida te da sorpresas secundarias que nunca se vieron como esa combinación Jackson-Freeman que nunca antes se dio o la conexión latina con Salma Hayek y Antonio Banderas que nos retrotrae a viejas fotos del desperado pasado. Por amor al trabajo uno soporta todo tipo de vejaciones, torturas y golpes convirtiéndose en el puching ball de esta buddy movie, salva el día y la noche escuchando y liándose la marimorena en verano o se escapa a cámara rápida mientras a su alrededor todo se mueve al gusto de Snyder o a 30 fps menos fluidos.
¡Qué bonito es todo cuando todo está bien o al menos lo pretende! No quiero subirme al cajón superior del podio porque eso es para otros. Si entretengo durante dos horas y además me lo paso bien en el proceso de creación o concibiendo a este segundo bebé adoptado entonces el trabajo estará cumplido y podré descansar en la playa tomándome un daikiri y oyendo en los cascos que la cosa marcha con la vacuna. Palabra de Hughes, palabroto de Samuel L. Jackson.