Están grabadas en mi memoria y en la de todos los que fuimos niños en los años 80 muchas de las imágenes de la película E.T. el extraterrestre. Esto, en gran parte y sin ser conscientes de ello, se debe al uso estético de la luz como elemento narrativo en el film.
En E.T. el extraterrestre el elemento de la luz no es un mero artificio. Las atmósferas creadas por Spielberg en esta película inolvidable nos mete de lleno en un mundo de ciencia ficción en el que no son ajenos los sentimientos. El componente fantástico mostrado con absoluta verosimilitud. La luz y su código particular, el lenguaje de la luz.
El uso de las linternas y el misterio que conlleva. La película en todo momento adopta el punto de vista de Elliot. Pero este elemento no sólo está usado narrativamente sino estéticamente. Los malos son sombras con un punto de luz que buscan algo y sólo hay un personaje que destaca: el hombre del llavero.
El contraluz y las sombras como representación de lo desconocido. Los ojos de Elliot son los que se iluminan, el punto de vista del espectador. Y lo desconocido también para E.T. en su viaje a la Tierra: un nuevo hogar y esa madre que lee el cuento de Peter Pan a su hija.
Las lámparas, muchas de ellas en primer plano, y su uso más allá de meros elementos de atrezzo. En muchos casos son las que iluminan las escenas y reproducen sombras, reflejos o colores. Incluso una lámpara que es utilizada por Elliot para elevar la temperatura del termómetro y así engañar a su madre para no ir al colegio y quedarse con E.T.
Un extraterrestre con su propia luz corporal. E.T. es un amigo con un gran corazón, es el amigo que todos los niños quisieran tener. Tiene un corazón que se enciende dejando al descubierto sus sentimientos, un corazón que nos hace descubrir junto a Elliot que en realidad E.T. no ha muerto cuando vemos la luz roja a través del plástico. También tiene un dedo que se ilumina y es curativo: cura heridas físicas y del alma. Al final, cuando se despiden, E.T. le dice a su amigo “I’ll be right here” mientras señala su frente, el lugar de su memoria. La luz acaba siendo elemento fundamental de la estética de la película incorporándola al personaje principal.
Elementos de ciencia ficción envueltos en luces y atmósferas que fomentan el extrañamiento de un mundo que los niños no entienden.
Los personajes son sombras al atardecer y en la noche. La luna y el sol son las fuentes de luz en muchas de las secuencias, el ámbar del atardecer y el azul de la noche.
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