Las dos ganadoras de la Competición Internacional de DocumentaMadrid 2019 coinciden en ahondar en la importancia de la familia en nuestras vidas. Madame nos sumerge en el particular vínculo entre un nieto que va descubriendo su identidad homosexual y una abuela de fuerte carácter que desafío los roles de género femenino, mientras que Midnight Traveler sigue las peripecias de la familia del director Hassan Fazili desde Afganistán, donde eran perseguidos por los talibanes, hasta Europa. Sendos trabajos coinciden, además, en convertir a sus autores en uno de los principales personajes de la función.
El cineasta suizo Stéphane Riethauser muestra en Madame, triunfadora en el apartado internacional del certamen, los problemas de aquellos a los que la sociedad ha fijado un papel en el que no acaban de encontrarse a gusto. El realizador nos enseña las imposiciones de un mundo donde lo considerado normal es ser heterosexual. No obstante, no se queda en un mero ejercicio egocéntrico. Riethauser pone relación su vida con la de su abuela, una mujer emprendedora y fuerte que tuvo que enfrentarse a las convenciones que existían sobre el género femenino durante gran parte del siglo XX.
El filme hace alarde de un estupendo montaje que saca provecho del numeroso material de archivo que existe de ambos protagonistas. También se beneficia de la fuerza que irradia esa anciana valiente que siguió su propio camino pese a los obstáculos.
Muy distinto en tono e intenciones es Midnight Traveler, ganadora de una Mención Especial y del Premio del Público. Hassan Fazili documenta la particular odisea de él mismo y su clan en el viaje desde su país natal, donde fue amenazado de muerte, hasta el viejo continente. El director utiliza las cámaras de teléfonos móviles para plasmar las penurias que pasaron sus familiares en su huida de la represión. Su paso por países donde fueron considerados como terroristas o las terribles condiciones de los campos de refugiados en los que eran obligados a permanecer durante meses ponen de manifiesto la dureza de la vida de los inmigrantes de estados en guerra.
No obstante, Fazili aligera el tono excesivamente dramático con la introducción de elementos cotidianos más livianos, como el ataque de celos de su mujer o los juegos de sus hijas, dos niñas que tienen que vivir muchas penalidades a una corta edad. Sin embargo, a pesar de su valor como testimonio, Midnight Traveler cae en innecesarias reiteraciones y su ritmo flaquea en demasiadas ocasiones como para ser considerada una obra verdaderamente importante.