Los documentales pueden tener varias funciones. Muchos creen que solamente sirven para analizar el mundo real y estudiar casos concretos aportando grandes volúmenes de información y explicando cómo funciona el mundo que nos rodea. Pero a mi parecer el buen documental es aquel que más que explicarte cosas te las descubre. El mundo está repleto de hechos, noticias y sucesos interesantes que desconocemos; y el documental sirve como vehículo para transportarnos a estos lugares fascinantes. Remake, Remix, Rip-off es una película que nos descubre los misterios de la cinematografía turca sobre todo de los años 60-70. Un mundo totalmente fascinante que se caracteriza por el enorme volumen de producciones de bajo presupuesto que nacían como plagio de argumentos, bandas sonoras, personajes, estructuras argumentales e incluso del robo de metraje de otras películas.
Remake, Remix, Rip-off parece a simple vista la explicación de un hecho anecdótico y divertido pero consigue ir más allá trazando un mapa del sistema político/cultural de Turquía de los últimos años a través de la influencia del cine. La presión de los productores para realizar una gran cantidad de películas con las que satisfacer la demanda del pueblo, fue básicamente el origen de estas películas. Actualmente, Turquía sufre algo parecido pero esta vez con las series de televisión. Diariamente se televisan series/telenovelas de una hora que provocan en los principales trabajadores del panorama audiovisual grandes agotamientos, estrés e incluso lesiones físicas.
Resulta sorprendente como tras algo tan inocente como películas baratas, pero sorprendentemente magníficas en cuanto las herramientas y tácticas con las que se construyen, se esconden los grandes problemas de un país. Remake, Remix, Rip-off atrae al público a través de las entrevistas de los directores/actores/productores de los años setenta pero sobre todo mostrando las obras de esta época, sus ideas locas, sus estructuras, sus plagios… Este material es tan sumamente atrayente que cuando la obra intenta hacer un retrato social del país no consigue profundizar lo suficiente, algo que puede ser malo o bueno según lo que espere el espectador: que les hablen de cine o que les hablen de la situación de un pueblo. Aunque el espectador con ingenio fácilmente entenderá que el cine es quizás uno de los mejores reflejos que tiene un país.
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