Una de las grandes virtudes del cine documental es su capacidad de adentrarse en lugares remotos, desconocidos e inaccesibles con la intención de retratarlos. Normalmente estas localidades tienen unas peculiaridades que despiertan la atracción del documentalista. El pueblo de Alentejo en Portugal goza de una peculiaridad especialmente hermosa que el director Sérgio Tréfaut no ha podido evitar plasmar en una película: el canto. Un canto especial, sin acompañamiento musical, con unas estructuras específicas, con temáticas que pueden ir desde la vida en el campo hasta la conquista de una mujer. Todo el mundo canta en Alentejo, desde los más pequeños hasta los más grandes. Una tradición con la que disfrutan todos los habitantes y que sirve de punto de partida para que Tréfaut componga su propia obra.
Alentejo, Alentejo tiene la ambición de explorar cada una de las personas que forman parte de la localidad. Se introduce en la escuela, en los institutos, en el mundo de los adultos y en el de los ancianos. Pero comete un pequeño defecto inevitable, centrarse en el canto y abandonar otras cuestiones interesantes que puedan suceder en el pequeño pueblo agrícola. El canto de Alentejo es en muchos momentos únicamente la vía central para elaborar el retrato, pero acaba convirtiéndose en el único objeto de interés. Aunque se intenta explicar, nunca conocemos las verdaderas razones por las que todos los habitantes de estos pueblos cantan, quizás no exista, pero un análisis más profundo sobre los orígenes de esta tradición podría acabar de perfeccionar el film.
De todos modos Alentejo, Alentejo tiene un grandísimo punto a favor, la estética poética que inteligentemente ha sabido Tréfaut fusionar con la belleza de los cantos colectivos de la región. Precisamente la colectividad es uno de los valores más interesantes que desprende la obra. Un pueblo que vive unido, que afronta la crisis, que vive a caballo entre el pasado y el presente pero que está tremendamente unido por las melodías de sus canciones. Música que el espectador que acudió al DocsBarcelona pudo vivir en directo gracias a un gran detalle de la organización. Una coral de Barcelona deleitó al público con la interpretación de dos canciones que aparecían en el documental para hacer más real si cabe la experiencia de vivir en Alentejo.
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