Toda la carrera de Kyoshi Kurosawa destaca por su insistente trabajo sobre el género de terror y de suspense. Sin embargo, algunas de sus películas han huido de los códigos con los que suele trabajar forzando la salida de obras nuevas o distintas dentro de su filmografía de la misma o incluso mejor calidad. Es el caso de Journey to the shore, película de hace dos años que pasó prácticamente desapercibida pero que se coló entre las 10 mejores películas del año según Cahiers du Cinema. Este año, tras su vuelta a las andadas al cine de terror al dirigir Creepy, Kurosawa nos presenta Daguerrotipo (Le secret de la chambre noir), una película totalmente diferente, rodada nada más y nada menos que fuera de su país.
La elección de rodar Le secret de la chambre noir en un país como Francia no es ninguna decisión tomada al azar. El argumento, la atmósfera, los diálogos, el guion, la fotografía encaja perfectamente dentro de los códigos occidentales y sobre todo dentro de un cierto cine de autor contemporáneo francés. De hecho parece dirigida por un director occidental europeo con una larga filmografía y carrera en el viejo continente. Kurosawa es un cinéfilo y un cineasta con un gusto refinado que se ha adaptado a la perfección al reto que se ha propuesto. Sin embargo no renuncia su estilo característico, su manejo del suspense y de lo fantástico.
Daguerrotipo (Le secret de la chambre noir) relata la historia de un joven que acepta un trabajo como asistente para un fotógrafo que toma estampas de larga exposición con enormes cámaras en su mansión. El fotógrafo es viudo y vive con una hija que usa como modelo para sus trabajos. El joven ayudante poco a poco irá descubriendo el temperamento, codicia y egoísmo de su jefe a la vez que irá enamorándose de su hija e intentando huir juntos y escapar de él. Toda la película está teñida de un contexto fantasmagórico y apariciones reforzadas con el carácter capturador de las enormes cámaras. Las fotografías, de casi dos horas de duración, parecen desprender el alma de las personas retratadas. La esposa difunta del fotógrafo y su hija aparecen constantemente representadas como figuras fantasmales, de forma ambigua, sin acabar de desvelarse como productos de la imaginación o apariciones fantásticas reales. Intervienen de forma progresiva adueñándose poco a poco del relato.
Daguerrotipo (Le secret de la chambre noir) mantiene el dominio excelente del suspense que caracteriza las grandes películas de Kurosawa. Es un film que merece una oportunidad gracias a su fantástica adaptación al cine occidental. Y sobre todo por la magnifica actuación de la pareja protagonista, donde destaca el personaje inquietante interpretado por Constance Rousseau.
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