El primer aspecto que llama la atención una vez arranca Blue Jean es que estéticamente no parece una película rodada actualmente. El trabajo estético está tan cuidado tanto a nivel de fotografía como de dirección de arte, vestuario y caracterización de los actores, que la obra parece perfectamente sacada de finales de los ochenta. Y es muy importante que el espectador encuentre totalmente creíble la época que se está retratando para sentirse en un entorno realista en el que es muy importante el contexto social y político.
La película sigue a Jean, una profesora lesbiana de educación física de un pequeño instituto británico en un momento donde las leyes conservadoras de Margaret Thatcher oprimían y castigaban especialmente la homosexualidad. Jean debe lidiar en un contexto escolar donde se quiere evitar cualquier tipo de “adoctrionamiento” homosexual a través de la estigmatización llevando hacia delante políticas injustas. Jean aún no se siente cómoda para emprender una lucha política y reivindicativa a favor de los derechos homosexuales por miedo a perder su trabajo. Esto le causa un gran dolor cuando se encuentra con una alumna lesbiana de la que abusan y a la que decide no defender. Jean sufre un descubrimiento paralelo interno de su condición sexual acompañado de una concienciación y formación de unos ideales políticos y sociales que pese a existir en su interior están violentamente oprimidos. Esta es la principal virtud de la película, su capacidad de adentrarse en sentimientos muy complejos a través de gestos, miradas o el trabajo físico y corporal de los actores.
Hay que decir que en la película hay un par de escenas algo fuera de tono. El sueño de la protagonista en el que su alumna se enfrenta sola contra el mundo o la escena en la que Jean se declara públicamente como lesbiana y que culmina con dos caballos corriendo en libertad podrían tildarse de “metáforas” algo pobres. Sin embargo esto no tacha el labor de la directora Georgia Oakley en el que se nota especialmente los cinco años que ha costado gestar una película especialmente trabajada tanto formal como emocionalmente.