En los últimos años hemos visto a los zombis o infectados en tantas películas que el subgénero de terror / acción protagonizado por estos no-muertos parecía que iba a terminar de saturar un mercado cinéfilo falto de ideas en la última década y que sobrevive a golpe de precuela, secuela o reboot, pero la marca de Max Brooks (escritor e hijo del director Mel Brooks) y la total implicación de Brad Pitt en el proyecto nos hizo ver ya en los primeros trailers que estábamos ante el taquillazo veraniego. Y después de ver la película y lo bien que ha funcionado en EE.UU. estamos hablando del inicio de una trilogía que nos mantendrá entretenidos los próximos años. Y no vamos a quejarnos por ello.
Una infección que se propaga inexorablemente convirtiendo a todo el mundo en zombis –zetas los llaman en la película-, los militares norteamericanos que nos van a salvar a todos, un ex agente de la ONU guaperas -Gerry Lane / Brad Pitt- que intentará encontrar la solución empezando la búsqueda del paciente cero, muchos millones de dólares gastados en la producción y un guión inspirado en el bestseller homónimo de Max Brooks. Esos son los ingredientes para el cóctel taquillero definitivo de este verano y no falla en casi nada.
Gerry Lane es un ex agente de la ONU que se ve obligado a abandonar a su familia para ir en busca de la solución del desastre global para proteger precisamente aquello que más quiere. Y es después de ese largo prólogo donde tenemos la suerte de conocer a su esposa e hijos donde la película despega de verdad.
Acompañaremos a Gerry por medio mundo intentando encontrar la solución a la plaga que amenaza con acabar con todos los humanos mientras de forma paralela vemos cómo caen ciudades (como la caída espectacular de Jerusalén) o países enteros. Y Gerry, nuestro héroe, a golpe de avión, helicóptero y sangre fría seguirá luchando hasta dar con la solución y poder beberse tranquilamente una Pepsi en el momento más paródico de toda la película.
En Guerra Mundial Z vemos probablemente a los infectados más veloces y agresivos que han aparecido nunca en un pantalla. Lejos ha quedado el estereotipo de zombi que camina despacio y gruñe mientras intenta morderte, aquí vemos a auténticos salvajes que actúan en masa para derribar coches o alcanzar objetivos imposibles. La inteligencia colectiva es una de las características particulares de estos zombis que se transforman casi automáticamente después de ser mordidos.
Quizá el punto más negativo de la película ha venido con el objetivo de hacerla apta para casi todos los públicos (en EE.UU. recibió la calificación de apta para mayores de 13 años). En Guerra Mundial Z no veremos sangre, vísceras ni demasiadas mutilaciones (las hay, pero son limpias, sin infecciones ni fiebres), así que si lo que estáis buscando es eso quizá haya que a esperar a la nueva temporada de The Walking Dead, mucho más adulta y cruda.
Por otra parte el guión toma ideas de aquí y de allí del libro de Brooks, pero relega la visión fragmentada y las connotaciones políticas a meras pinzaladas que no gustará demasiado a los fans del libro.
Aunque estas cosas empañan ligeramente el visionado, el resultado es el de una película visualmente espectacular y con la que no respiraremos ni un segundo, pasando de los momentos de tensión a la acción de forma casi continuada y que convierten a Guerra Mundial Z en la que será la película palomitera que nos salvará del calor de agosto y que inflará los malos números de la cartelera patria de este verano.
0 comments