Cinco años de Cine en Serio

La tarea de hacer memoria para elegir la mejor película de los últimos 5 años no es en absoluto fácil, ni justa, ni siquiera divertida. Cinco es demasiado y en mi cabeza se entremezclan escenas, títulos y actores en una especie de cinta eterna y sin sentido. Cinco es demasiado poco para que el tiempo haya puesto en su sitio una obra maestra rotunda e incuestionable. Cinco no es nada.

Por eso hago lo que mejor se me da en estos casos. Dejarme llevar por una especie de impronta sentimental, más cercana al recuerdo vago de un sueño agradable que a cualquier tipo de baremo lógico y estrictamente cinematográfico. Y así llego a Gloria.

Recuerdo que fui al cine sin demasiadas expectativas, sin ganas. No he vuelto a verla más, la he recomendado fervientemente a todo el mundo. Y revisando ahora las razones, no sé muy bien por qué. Solo sé que de repente te convertías en el personaje que interpretaba Paulina García, y te arrastraba de forma radical hacia su soledad, hacia el sexo triste, hacia la muerte, y sobre todo hacia unas ganas extremas y desbordantes de bailar y cambiar el mundo.

Coherence (Randy)

Antes de ver Coherence, alguien me dijo que lo mejor que podía hacer era no informarme sobre el argumento. Y es cierto. Cuanto menos, mejor. Esta no es una película normal y corriente: Es cine del que te obliga a exprimir las neuronas, con el que el cerebro te irá a cien por hora, intentando adivinar qué está pasando en cada momento, quién es quién y por qué los personajes hacen lo que hacen. Una película que te hace estar atento durante los 90 minutos que dura, solo para terminar aplaudiendo ante la revelación final.

Al final, no sabemos por qué ha pasado lo que ha pasado, ni todas las historias secundarias que han ido ocurriendo por el camino. Solo nos hemos asomado al pequeño mundo de Coherence. Un mundo formado por pequeños objetos, pequeñas diferencias, pequeños momentos en los que el espectador sabe lo mismo que los personajes, y se va enterando de lo que ocurre junto a ellos. Coherence no es una película intimista, repleta de personajes con muchas capas y bien creados hasta el extremo, ni falta que le hace: Coherence es ciencia-ficción de andar por casa, llevada hasta el extremo.

Poco se puede decir de una película tan apasionante como esta sin entrar en el terreno de los spoilers, así que lo dejaré así: Pocas veces he salido de una película más contento, con las neuronas más reactivadas y con más ganas de comentar todo lo que ha ocurrido. No es poca cosa en estos tiempos que corren, repletos de películas fast-food y de ciencia-ficción indulgente.

Y ahora os dejo, que alguien acaba de llamar a la puerta…

Django desencadenado (Pablo Parrilla)

Si hay una película que para mí ha destacado sobre todas las demás esa es Django desencadenado, el primer western de Quentin Tarantino y el resumen de todo lo que le define que es mucho. Dos daremos de bruces con conversaciones kilométricas que sirven para crear suspense con un final no esperado, todos sabemos que va a pasar algo pero no tenemos ni idea de que será ni por donde nos vendrá, con personajes secundarios mejor construidos que los protagonistas ¿verdad, Christoph Waltz? Con una música muy personal y cuidada que aquí homenajea a los grandes clásicos del spaguetti western, con un director que asoma como actor en un buen cameo y finalmente con unas escenas crueles y sangrientas a veces algo gore como los violentos tiroteos con los que nos obsequia en este gran film del 2012.

Antes del anochecer (Juankiblog)

Pocas películas estrenadas durante estos últimos cinco años me han conseguido dejar el culo tan torcido como Antes del anochecer , de Richard Linklater.

La trilogía iniciada por la entrañable Antes del amanecer y continuada diez años más tarde con aquella obra maestra que fue Antes del atardecer consiguió cerrar (o no) la saga con un broche de oro tremendo que provocará en cualquier persona que la vea un huracán de sensaciones encontradas. Nunca una película me había hecho tan feliz. Nunca una película me había entristecido tanto.

Con Antes del anochecer posiblemente estemos hablando de la radiografía más oscura, amarga y profundamente certera sobre cómo funcionan las relaciones sentimentales y por qué el amor no siempre puede con todo. No es la película más alegre del mundo, pero quién puede resistirse a pasar un rato más con Jesse y Celine.

En el peor de los casos, siempre nos quedará Viena.

Melancholia (Carlos Murcia)

La ambición de Lars von Trier como cineasta no conoce prácticamente ningún límite. El director danés se ha ganado la fama de autor provocador gracias a sus películas y declaraciones. Pero von Trier es sin duda uno de los directores que mejor ha sabido mostrar en sus relatos cinmeatográficos los problemas sintomáticos de la sociedad del siglo XXI. A través del pretexto del fin del mundo refleja en Melancholia la cara oscura de la humanidad a través de sentimientos como la pasividad, el desasosiego y la depresión. Todo ello a través de uno de los viajes oníricos y visualmente más impactantes de los últimos años. Al ritmo del preludio de Richard Wagner, Melancholia nos adentra a la belleza de la destrucción, tan atractiva como amenazadora, a esa nube negra que se ciñe sobre nosotros y que consciente o inconscientemente ignoramos.

Battleship (Eduo)

En 2012 Peter Berg logró imitar tan bien el tratamiento apoteósico dedicado a películas vacías de argumento y llenas de efectos especiales, que sin duda hoy Universal Pictures y Hasbro juran que la película es exactamente lo que parece.

Sin duda la mayoría de la gente aún piensa lo mismo. Battleship solo puede funcionar si la encajamos en uno de esos dos extremos. Pero se vuelve mucho más interesante si se le ve como una maravillosa sátira de lo absurdo de los blockbusters modernos.

No le falta nada y no deja títere con cabeza. Nos da alienígenas super-poderosos pero con debilidades obvias, personas triunfando por encima de toda probabilidad aparentemente sólo por ser las más guapas de la habitación y gente con discapacidades encontrando una nueva razón para vivir, todo bien aderezado con espectaculares efectos por ordenador.

Sospecho que la opinion pública no comparte mi postura, pero hasta que Peter Berg me diga lo contrario, seguiré contando a Battleship como una sátira tan bien lograda que la única pista que nos da de que lo sea es cuan perfectamente representa a su género y a su generación.

Pacific Rim (Millán Cortizo)

Es curioso, cuando a uno le preguntan por sus favoritos rara vez la respuesta es racional. Tu cabeza puede estar diciéndote una cosa, pero tu corazón te lleva por otros derroteros. Mucho tiene que ver con las vivencias pasadas y con el contexto vital y, en este momento de mi vida, supongo que el peterpanismo pesa demasiado: Mi película favorita de este lustro es Pacific Rim.
No es la mejor historia, ni el mejor guión,  ni los mejores actores. Tampoco es original, pues huele a animé à lo lejos. Sin embargo es la única película que me ha hecho disfrutar como un niño y sospecho que se la razón: Guillermo del Toro la hizo especialmente para la gente como yo, viejos con la ilusión de vitorear a robots que pelean contra monstruos a puñetazo limpio. Sin más. Una genialidad.

Mad Max: Furia en la carretera (Alex Barredo)

Madre mía el director de Brave la que lió. En un ataque de feminismo, dunas y fuego George Miller me dejó con ganas de vivir después de ver su epopeya desértica.

Desde el viaje de Moisés no hubo una travesía tan importante en desierto alguno de la Tierra, ni películas con tantos oscars tan bien justificados. Mad Max: Furia en la carretera es, ha sido y será, referente de las que marca tanto el cine como la técnica, que creará escuela y definirá estilos en la próxima década.

Una amalgama de adrenalina, tensión, venganza y arena que no podemos esperar a inyectarnos en vena. Un espectáculo visual y sonoro que envuelve, atrapa, te folla y te pregunta que si quieres repetir. Y con cara de bobo, claro, asientes.

Magical Girl (José Luis Merino)

En estos cinco años nos hemos visto cientos de películas; nos hemos puesto traje y corbata y hemos acudido a festivales de cine y a entregas de premios; hemos visto cómo La fiesta del cine se convertía en un evento importante; también hemos visto el declive del formato físico en favor del streaming y cómo el acto de ir al cine empieza a ser un evento único y no semanal para aquellos que crecieron con el euro como moneda de curso legal.

En estos cinco años han pasado un montón de cosas, se han estrenado buenas y malas películas, pero de vez en cuando uno tiene la esperanza de entrar en el cine sin saber muy bien qué esperar y encontrarse con una tímida y pequeña obra maestra, tal y como me sucedió con Magical Girl de Carlos Vermut.

La película fue aclamada por cierta parte de la crítica pero ninguneada en los premios nacionales excepto por la Concha de Oro a en 2014. Pero con el paso del tiempo y de las revisiones la cinta de Vermut se eleva mucho más allá de la pequeña historia de Luis y la obsesión de Alicia o de la aparente extraña relación entre Damián y Bárbara. Historias que se cruzan, situaciones espejo que se entrelazan y nos hablan a varios niveles a la vez, la historia de lo que uno haría por el amor de su vida, de lo que uno haría.

La vida secreta de Walter Mitty (Jokin R. González)

Y entonces llegó ella, la crisis de la mediana edad, cuando tras años de desempeñar un trabajo gris y aburrido echaste la vista atrás para hablar con el muchacho que fuiste sobre el hombre que querías ser. El hombre que no eres ahora.

Ben Stiller, dejando de lado su vis más cómica de los grandes éxitos y confiando en la complicidad con el espectador basada en pequeños pero consistentes detalles, dirige y protagoniza La vida secreta de Walter Mitty, una película amable sobre expectativas incumplidas y huidas hacia adelante en la que el protagonista, además de especiar su vida, tendrá que reubicarse profesional y emocionalmente, redefiniendo su relación con compañeros de trabajo, su crush, su familia y principalmente consigo mismo. El soñar despierto se va sustituyendo por vivencias progresivamente más inverosímiles para acabar otra vez en la casilla de salida, pero habiendo dado la vuelta a su gris rutina por el camino, en una narración mucho más evocadora que el relato breve que la inspira.

Cowspiracy (Almudena Bernardos)

Cowspiracy no es la mejor película que he visto en este lustro, pero, sin duda, es la que más me ha calado, hasta el punto de cambiarme la vida. Este documental empezó como un proyecto de crowdfunding, e impactó tan profundamente a Leonardo DiCaprio que en 2015 produjo una versión para Netflix.

A través de las palabras de diversos expertos, Cowspiracy te deja claro que si te preocupa el medio ambiente, tienes que reducir drásticamente el consumo de productos animales. Los datos no dejan lugar a dudas, y no se te van de la cabeza hasta que no empiezas a tomar medidas. Es imposible no tomar partido cuando el 51% de las emisiones de gases invernaderos provienen del ganado y sus derivados. Esta es la película que ni siquiera Greenpeace quiere que veas.

¿Quieres saber más? Entra en su web, o échale un vistazo en Netflix.

Guardianes de la galaxia (ChemaAR)

Guardianes de la galaxia fue la película que consiguió mover algo, en estos 120 kilos de persona, durante los cinco años de Cine en Serio. Tal vez no sea la que más me hizo pensar, pero después de todo el cine se inventó como un negocio y no como un sistema intelectual para reunir a señores mayores en una sala oscura, mientras fuman un ducados negro y deciden qué es digno y lo que no.

Con su tono naif y su esquema narrativo exprimido hasta la saciedad en el cine de aventuras, supo redescrubir un género – el cine basado en cómic– que a pesar de ir en pañales, presenta pocas novedades. Pero sobre todo, y hagamos un ejercicio de honestidad, ¿quién no quiso ser, alguna vez, un Starlord entre el maremágnum de la monotonía infantil?

Her (Julio Bueno)

Voy a comenzar saltándome todos los tópicos sobre lo difícil que es elegir película, sobre lo mucho bueno que hubo en estos años, y en mi caso, elegí una película que me llegó, que, como una canción, sentí mía de alguna forma.

La película en cuestión es Her del director Spike Jonze, donde nos demuestra, no solo con un ejercicio estético que genera una atmósfera idónea y un futuro más cercano de lo que nos gustaría admitir, donde se mezclan sentimentalismo y chulería, a partes iguales, proponiendo despropósitos que son aquellos que hacen especial la película. Una película para aquellos a los que les gustan las historias románticas, donde la ciencia ficción casi es algo obviado, y que solo llama la atención de los que no están cómodos viviendo historias de amor fuera de la realidad.

Como despedida, ¿no hubo campaña mediática para darle el Oscar a Joaquín Phoenix? ¿verdad?

Moonrise Kingdom (Sonsoles Yowanka)

Wes Anderson te hipnotiza y hace que te conviertas para siempre en un niño o una niña que se abraza las rodillas. Wes Anderson te convierte en un prepuber tan seguro de estar en lo cierto como perdidos están todos los adultos que te rodean. Tienes que verla para volver a estar seguro de algo alguna vez.

La vida de Adele (Nahúm García)

Partiendo de la imposibilidad de elegir entre la infinidad de películas que habré visto estos cinco últimos años, que han pasado como un suspiro entre reseña y podcast de mis queridos amigos de Cine en Serio, elijo hoy La vida de Adele por ser una de esas películas que parecen ofrecerte una mirilla desde la que espiar las vidas de otros. De naturaleza siempre voyeur, disfruto más del cine que te hace olvidar que todo es una ilusión. Y es que tras entrar en trance durante tres maravillosas horas, me es muy difícil diferenciar qué he visto y qué he vivido. Porque es difícil entrar aquí y salir sin ser, quizás, un poco distinto de lo que se era antes, cine como este es el que me hace dudar de si el arte imita a a la vida, o es al revés. Aunque en realidad, lo tengo más que claro.

 

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Bonus cortesía de Eduo que fue incapaz de asumir que solo le pedíamos 150 palabras sobre una película y acabó escribiendo de más sobre dos películas…

Sharknado

El éxito de un estreno solía depender de una mezcla de publicidad, actores o directores reconocidos o, a lo mejor, revisitar franquicias establecidas. Las redes sociales han añadido nuevos, inesperados e impredecibles ingredientes a esta lista.

Una vez estrenada, poco podía hacerse para influenciar el éxito de una película. El boca-a-boca es lento e impredecible en cine y como mucho, si se pasa desapercibido, es aspirar a convertirse en película de culto (sinónimo de «buena, pero nadie supo que existía»).

En 2013 SyFy descubrió que los medios sociales habían cambiado tanto las reglas que una absurda película de baja calidad, malos efectos especiales y aún peores actuaciones resultase no sólo volverse un tema de discusión mundial (teniendo una emision apenas nacional) sino la prueba definitiva de que el boca-a-boca se había vuelto un factor principal en el éxito o no de una producción. Un último recurso, si todo lo demás falla.

Ahora Sharknado es un nombre muy conocido y las celebridades hacen fila para salir en secuelas y copias, algunas por complicidad y otras sin duda viendo que es importante pero no teniendo claro por qué.

Es también, sin duda, el patrón que muchas películas han buscado imitar desde entonces, añadiendo desparpajo y humor a esforzadas interacciones en redes sociales, a ver si se consigue esa combinación mágica que alcanza luego mantenerse y crecer sola.

Sería poco serio insinuar que Sharknado es una buena película bajo cualquier prisma que se mirase, siendo como es un mediocre refrito de la fórmula con la que SyFy lleva rellenando horas en sus emisiones desde hace varios años; pero lo que la hace una de las películas más importantes de los últimos años es como demostró la nueva cara de la popularidad. Lo inmediato e irrefrenable de lograr la atención de las redes sociales y como a veces el «compartir un momento» es razón suficiente para que un evento olvidable en cualquier otro respecto logre importancia histórica.