Siempre que Harmony Korine presenta una película el mundo tiembla y se pregunta qué extravagancia maneja entre manos esta vez. Pocas cosas nos pueden sorprender más que la hora y cuarto de personajes enmascarados follándose basura que es Trash Humpers o las ex princesas Disney pasadas de vueltas y drogándose constantemente en Spring Breakers. Pero The Beach Bum no se queda corta y muestra a un Matthew McConaughey convertido en Moondog, una especie de poeta gurú que fuma marihuana constantemente mientras se excede de mil formas por Florida. Korine consigue mantener su base punk sin renunciar a construir probablemente una de sus historias más sólidas a nivel narrativo.
The Beach Bum es un homenaje a todas las comedias de fumar porros que empezaron a desarrollar Cheech y Chong a principios de los 70 y que a día de hoy siguen apareciendo cada año en nuestras carteleras. Korine construye una sucesión de gags sin descanso en el que un impresionante McConaughey deja llevarse por una vida desenfrenada sin importarle las consecuencias ya que estas normalmente suelen ser positivas. Es innegable que habrá muchas personas que no conectarán absolutamente con una película de estas características. Pero también es innegable que habrá muchos que pasaran todo el film riéndose y acabaran considerándola una obra maestra del humor. Algo irreprochable a Korine es que siempre es honesto consigo mismo y no pretende engañar a nadie con sus obras. Él solito ha conseguido ganarse el calificativo de director odiado y amado a partes iguales. Y aunque uno puede ser crítico con todo, cabe reconocer que Korine siempre ha apostado por un cine que, dentro incluso de los cánones de la industria audiovisual, se aleja de todo lo preestablecido y apuesta por la provocación y la originalidad aunque para ello tenga que utilizar el mal gusto como arma.
Muchas cosas podrán decirse de The Beach Bum pero lo que no se podrá decir nunca es que no esconde detrás una espléndida dirección de actores. Desde el irreconocible McConaughey, un Snoop Dogg bordando su propia interpretación de sí mismo o unas fugaces pero estelares apariciones de Jonah Hill, Martin Lawrence y Zac Efron. Den dinero a estas películas e intenten salir de lo que siempre les han contado que ha de ser una película. Korine es el Moondog que siempre necesitamos para recordarnos que no existen los límites en el cine.