Como ya se sabe este fin de semana cualquier otro film que no sea el nuevo episodio de Star Wars, pasará desapercibido en la cartelera española y 45 años no será una excepción. No obstante esta película inglesa merece toda nuestra atención, no tanto por un guion con maratonianos diálogos entre los dos protagonistas a lo Linklater, sino por las interpretaciones del todo de matrícula de honor, de ahí sus merecidos premios en festivales internacionales. Entre los dos destaca Charlotte Rampling con una expresividad que traspasa la pantalla. No hace falta que diga nada, todos entendemos sus emociones y su estado de ánimo observando sus gestos y sus actitudes. Su partenaire no le va a la zaga dándole unas réplicas llenas de sentimiento y sensibilidad.
El director de Weekend esta vez no se centra en el nacimiento del amor sino en su muerte centrándose en unas causas a las que ha alimentado el azar. Basada en un relato breve de David Constantine, Andrew Haigh abandona la temática gay para contar la crisis de un matrimonio heterosexual.
Kate y Geoff, una pareja anciana septuagenaria sin hijos, viven en un chalet a las afueras de Norfolk. Falta solo una semana para celebrar la fiesta de sus 45 años de casados cuando algo va a trastornar la aparente tranquilidad y normalidad en su vida. Una carta informa a Geoff del descubrimiento del cuerpo de su primer amor, la alemana Katya, enterrado en los Alpes suizos. A veces el pasado vuelve en el presente dictando un futuro difícil de predecir. En este caso, el hallazgo de ese cadáver hará florecer viejos sentimientos enterrados y aletargados. El glaciar descongelado en la distancia hará entonces enfriar la pasión entre nuestros amigos. Los firmes e indestructibles lazos del amor que había entre ellos son cortados de raíz cuando esta tercera persona aparece de nuevo en sus vidas, cuando se atreve a amenazar esa paz velada en forma de recuerdos. Todas las inseguridades que atesora Kate acaban uniéndose a unos celos enfermizos sin posible cura inmediata.
Las instantáneas de su vida pasada, unas fotografías colocadas al azar en un poster gigante de la fiesta por sus amigos, caen como un castillo de naipes perdiendo todo el poder y valor que antes poseían. De cara a la galería son una pareja más de enamorados que se necesitan el uno al otro, que se han acostumbrado a vivir juntos, pero en la intimidad las preguntas indiscretas tienen unas respuestas que hieren y duelen no dejando satisfecho a ninguno de ellos. Son confesiones de dormitorio que acaban finalmente por destruir lo que antes unió Smoke gets in your eyes de Los Platters. Siempre se dice que en el amor en pareja uno de los dos quiere más y lo demuestra cada día, en cada momento. Charlotte Rampling descubre que en su caso es ella la que sale perdiendo y esto hace que todos sus actos a partir de ese momento estén condicionados por este hecho. A nadie le gusta saber que es segundo plato y más cuando el primero yace muerto muchos años. Siente que ha fracasado todos esos años y que ha vivido una mentira y una vida que no le pertenece. La confesión de Geoff en la cama asegurándole que de no haber muerto Katya en las montañas se habría casado con ella confirma su teoría.
45 Años es un drama intimista que explora el corazón del ser humano y que traduce el lenguaje del alma. Recordad si os aburren los sables-laser, estáis hartos de naves espaciales y ciencia-ficción a mansalva siempre os quedará la casita de Norfolk donde viven el matrimonio Mercer.
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