1898. Los últimos de Filipinas, El Álamo español

El final del siglo XIX fue desastroso para el imperio español que perdía sus colonias en Puerto Rico, Cuba y Filipinas. En Baler, pueblo filipino de la isla de Luzón, más de cincuenta españoles resistieron un asedio por parte de los rebeldes tagalos protegiéndose en su iglesia. Allí, aislados del mundo, soportaron todo tipo de penalidades como la hambruna, enfermedades tropicales como el beri beri que diezmaron el destacamento del capitán Enrique de las Morenas y del teniente Martín Cerezo o tentaciones en forma de drogas, como el opio escondido en la bodega y placeres carnales con las mujeres del pueblo. Entre ellos descubrimos al padre franciscano, Carreño y un médico, Rogelio Vigil de Quiñones que ayudaron en lo que pudieron. El primero de ellos dio descanso eterno a las almas de los fallecidos, el otro, intentó con los pocos medios que tenía a su alcance, curar a los heridos que llegaban a sus manos. Durante casi un año y ya con la guerra finalizada estos valientes soldados incrédulos de las noticias que recibían pasaron a la historia como los últimos de Filipinas. En 1945 el director Antonio Román llevó esta historia a la gran pantalla para recordarnos dicho suceso, ahora Salvador Calvo se atreve con 1898. Los últimos de Filipinas a dirigir un remake a color contando con un elenco de actores de primer nivel, mezcla de veteranos como Luis Tosar y Eduard Fernández y jóvenes promesas de nuestro cine.

1898. Los últimos de Filipinas

Las vistas paradisiacas pertenecen a lugares tan diferentes como Guinea Ecuatorial, Tenerife y Gran Canaria. Recorrerán sus aguas los españoles en fila de a dos, atravesarán sus selvas, rápidos e inexpertos soldados y cruzarán sus montañas peligrosos ejércitos comandados por Emilio Aguinaldo y Novicio Luna.

En 1898. Los últimos de Filipinas la acción y la aventura se come a todo lo demás con algunas escenas que pueden impactar al espectador por la crudeza de sus imágenes, rallando en ocasiones el cine gore, como por ejemplo el momento en el que un desertor pierde una de sus manos por la acción de un machetazo o primeros planos que muestran los horrores de la guerra en forma de cadáveres mutilados tras un sangriento combate. Demasiada testiculina que indigesta a estómagos sensibles pero que sin embargo refleja la dura realidad y el sufrimiento que debieron pasar los treinta y tres héroes y supervivientes de dicho asedio antes de su rendición y regreso a su país, entre ellos un futuro artista, restaurador de pinturas murales y dibujante de penurias.

1898. Los últimos de Filipinas

Impresiona 1898. Los últimos de Filipinas, ya que imita a las grandes superproducciones hollywoodienses y no me olvido de la bandera española que ponen frente a nuestras narices, algunos planos picados que favorecen ciertos paisajes, secuencias a cámara lenta en luchas o peleas y vistas en primera persona boca abajo como consecuencia de una precipitada huida con un herido. La carta de presentación de Salvador Calvo no puede ser mejor. Habrá que estar atento a sus próximos trabajos para ver si sigue la misma línea.

En el 2015 nos transportaron a las colonias de la Guinea Española para contarnos una dramática historia de amor prohibido en Palmeras en la nieve, en el 2016 vuelven a llevarnos a otra colonia en ultramar esta vez en Filipinas ¿Será la última o Cuba también tendrá su largometraje? Tendremos que esperar un añito para descubrirlo. Estas navidades toca sufrir y mucho en Baler ¡cuidado no os indigestéis con las palomitas!

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