Como una comedia dramática. Así se presenta y se estrena la nueva película de la actriz, guionista y directora Cherien Dabis quien se dio a conocer en este mundillo en el 2009 con el film Amerrika. El verano de May llega con un retraso de tres años y coincidiendo estación del año en la que llega a la cartelera española con aquella que da título al film.
May Brennan vuelve a Jordania, su país natal, después de vivir y trabajar felizmente durante muchos años en Nueva York donde se ha convertido en una conocida escritora con un único libro. Quiere visitar a sus hermanas y a sus padres separados antes de casarse con Ziad, un hombre palestino al que conoció en Estados Unidos que abraza la religión islámica. Nada más llegar allí se da cuenta de que no pertenece ya a ese lugar sintiéndose descolocada y confundida. Llegó con miles de dudas sobre su futuro inmediato y estas no han desaparecido, se están multiplicando y agravando con todo aquello que le va sucediendo a cada paso o carrera de footing que da. Algunos de los preparativos de la boda como la despedida de soltera en el Mar Muerto, pruebas del banquete nupcial o arreglo del traje, en vez de alegrarle, le agobian mucho más y la no presencia de su prometido no ayuda sintiéndose sola y desamparada. Muchos son los enfrentamientos que se dan en esos días. Con su madre por la diferencia de credo, con su padre al que aún no perdona que les abandonara para irse con Anu, una mujer de origen indio mucho más joven que él, con sus hermanas a las que ve inmaduras y con una ciudad hostil con sus modernidades norteamericanas que le admira por sus logros profesionales pero no por sus decisiones personales. Karim, un amigo al que conoce en una fiesta discotequera será su confidente secreto, un padre confesor al que revelará sin querer sus secretos más íntimos. No está segura de la decisión que va a tomar, ni está segura del amor por Ziad. Un hombre que le cuida y mima pero por el que ya no siente lo mismo que antes. Las dudas le atormentan….
En El verano de May, la religión es un tema recurrente que se aborda desde el respeto aunque en ocasiones algunas frases pueden herir sensibilidades como esa dura crítica al vestuario de la mujer islámica a la que comparan con un ninja. El nuevo cristianismo adoptado por su madre persigue a todos en esa casa desde la hora de la comida con rezos bendiciendo los alimentos hasta la noche con oraciones y tradiciones con ocultos objetos como cuerdas con nudos que tienen como misión separar a una pareja de enamorados. Además los proverbios escritos por la propia May se suceden sin descanso interpretando una manera de actuar, un camino que ha sido empezado pero que aún no ha sido finalizado. Una manera de desprenderse de todo aquello que vivió y padeció en el pasado junto a su familia, donde la comunicación era nula y donde los sentimientos brillaban por su ausencia. Ahora parece que el estado de salud de su padre, un envejecido Bill Pullman, agravado con dos amagos de ataque al corazón ha servido para unirlos a todos dejando atrás mentiras y posiciones fingidas o postureos que ya no sirven para nada, solo para hacer bastante más daño a todos los implicados como el ocultamiento de la orientación sexual de Dalia, el despido del trabajo de Yasmine o el nuevo romance de su madre.
La música con temas occidentales modernos o propios de la tierra ilustran en cada momento todo aquello que vemos y que nos cuenta la buena de Cherien Dabis en El verano de May. Desiertos con arena rojiza o barrios con hogares humildes compiten en atención con hoteles lujosos o clubes privados y mansiones que son parte también de la bella Jordania, un país lleno de contrastes como la vida con luces y sombras de la pobre May. Esperemos que para el final del film se haya decidido y que conozcamos al prometido Ziad del que solo conocemos su voz por teléfono y algunas fotos. Un esperado y temido cara a cara que pondrá todas las cosas y a todos en su sitio.