Underworld: Guerras de sangre, Kate ¡qué colmillos más grandes tienes!

La guerra entre licántropos y vampiros continúa… En Underworld: Guerras de sangre, quinta entrega de la saga, se sigue fiel a sus principios con escenas nocturnas de gran acción y violencia en el mundo humano del presente así como en el no humano representado por la fortaleza en las tierras nevadas de Var Dohr o la comunidad oriental que pretende gobernar la despiadada Semira. Selene de nuevo se verá perseguida y atacada tanto por los de su especie como por un nuevo líder de los hombres-lobo, Marius que desea localizar y apoderarse de la sangre híbrida de Eve, la desaparecida hija de nuestra héroe. A su lado contará con la ayuda de antiguos amigos como David, el nuevo Aragorn de esta saga con espada especial incluida y nuevas amistades con pelo blanquecino y poderes mágicos y misteriosos que han sobrevivido escondidos, alejados de las luchas y conflictos con los lycans. Estas habilidades especiales pasarán a manos de Selene, tras un extraño viaje iniciático con el agua como conductor y serán utilizadas en la lucha final que se espera ocurra pronto.

Underworld: Guerras de sangre

No nos sorprende ya nada en Underworld: Guerras de sangre, ni el recuerdo necesario de las otras partes, a modo de flashbacks, ni la nula presencia de otros desaparecidos héroes, hija y amado de Selene o las continuas luchas y duelos a dos con armas blancas o de fuego que en momentos rozan un gore algo light. Underworld es eso, la mezcla de modernidad y tiempos pasados cercanos al medievo. Los antiguos Montesco y Capuleto de la Verona italiana de Shakespeare ahora son dos razas de monstruos que se odian a muerte. De los dos enamorados solo queda una Julieta con traje ajustado de cuero negro y corsé apretado armada con dos Beretta 92FS gemelas. Esperemos que el nuevo Romeo no sea Theo James, un no muerto que muchas veces parece no estar vivo.

El terror ya ha desaparecido, en Underworld: Guerras de sangre manda la aventura y la acción sin límites con una presencia de efectos digitales y de ordenador que a veces insulta y devora a las propias coreografías de lucha. Matrix es ya historia y pasado pero no así su legado que todavía perdura en sagas como esta donde hay Guerreros de la Muerte que visten como Morfeo o Neo y donde Selene, la nueva Trinity, vuela por los aires y salta de muro en muro como si la gravedad no existiera. Los infinitos señores Smith van desnudos y atacan fortalezas o palacios armados en su forma humana comandados por un malvado jefe que se ha enamorado de su supuesto peor enemigo. Los jóvenes vampiros que aquí pasean palmito y bellos blanquecinos rostros recuerdan por su inmadurez y su bisoña pericia en los menesteres de la lucha a otros que brillaban como Gusy Luz cuando les daban los rayos del sol. Los lobos es otro cantar… Una manera de contentar a los adolescentes de hoy en día y de alejar a los mayores de las salas de cine.

Hasta que llegue otra de las heroína de este siglo XXI, la buena de Alice de Resident Evil, nos tendremos que conformar con esta Selene que pelea, muerde y mata como una jabata en este mundo de varoniles hombres donde la sangre manda. La nueva transfusión de este 2017 es un capítulo más o un diferente, comienzo con amenaza de espantada por parte de Kate Beckinsale a la que le están agotando tantas peleitas. Es por esto quizás que en Underworld: Guerras de sangre se prepara la aparición de su hija anunciada y presentada como un nuevo Mesías. Pronto saldremos de dudas, pronto le pondremos nueva cara y quizás se convierta en otro icono mundial como su madre. En la industria del cine los cromos van y vienen y si no que se lo digan al superhéroe de la Marvel Spiderman que ya lleva tres actores que lo han encarnado y los que le quedan…

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