¡Y seguimos con los remakes! Esta vez le ha tocado a la comedia y un film, con el mismo título que no llegó a exhibirse en las salas españolas a finales de los años setenta. Un golpe con estilo junta a tres viejas glorias a las que siempre nos gusta ver unidos para la causa que no es ni mas ni menos que robar dinero al banco que se ha quedado con sus pensiones. Los tres amigos, dos de ellos compañeros de piso, deciden buscar ayuda profesional para idear un plan que les permita salir sanos y salvos e impunes del atraco más loco del mundo. La cabeza pensante no es el Jamie Foxx de Como asesinar a tu jefe sino otro delincuente menor que se convierte en un buen samaritano que entiende y desea ayudar a aquellos abueletes. Cada uno lleva detrás, en la mochila, no solo los utensilios que van a necesitar para el golpe sino un montón de problemas que pocas veces comparten con los demás. Mucha edad, poca experiencia y policía por todas partes, todo esto es lo que nos ofrece este último trabajo de Zach Braff al que ya no disfrutamos como actor cómico.
¿Que le pedimos a un buen crowd pleaser como Un golpe con estilo? Pues que entretenga a todo el mundo y que pese a abordar temas duros y maduros como estos los trate con amabilidad y mucho humor. Un golpe con estilo lo hace a su modo y manera y de veras funciona. Los chistes no son de otro mundo, ni las gracias contagian carcajadas pero al menos no caen en el absurdo de otras películas norteamericanas de cuyo nombre no quiero acordarme. El slapstick es utilizado en su justa medida, sobretodo en el ensayo de robo en el supermercado con huida final en vehículo sorpresa y en el climax final con el empleado del banco y el tiroteo de mentirijillas.
El reparto merece grandes honores y una gran fanfarria de triunfo porque estos tres mosqueteros de la tercera edad merecían reunirse y charlotear entre ellos. Además se les une Christopher Lloyd que son palabras mayores y que aporta su granito de arena a la comedia con unas salidas que harán la delicia del público. El Doc del futuro sigue estando igual de chiflado en este presente y se lo agradecemos enormemente pero no creo que le haga mucha gracia a la policía en este film. Por una vez no deseamos que el ladrón sea cogido, por una vez estamos con él y queremos que se libre de la cárcel y se quede con la pasta. Los bancos deben pagar por lo que han hecho y si la ley no lo hace debemos castigarlos nosotros o tres ancianos con muy mala baba. Cada uno de ellos verá así cumplido su deseo. Michael Caine conservará su casa, Morgan Freeman ganará un riñón y Alan Arkin se enamorará, a sus años, de alguien que lo complementa y le entiende que ya es mucho decir.
Las moralejas de este cuento se amontonan a medida que nos acercamos al predecible happy end. El dinero no da la felicidad pero ayuda, los amigos de verdad se cuentan con los dedos de una mano, ahora sobran dos, la familia siempre está ahí para ayudar y hacernos sentir que no estamos solos y desvalidos, el amor llega sin avisar y tirando la puerta abajo, uno no deja de ser útil cuando es anciano, siempre puede darnos una valiosa lección de vida, se pueden corregir importantes fallos cuando uno quiere de verdad y el perdón es posible. Cada cual que elija la que quiera, hay tantas y todas tan importantes que seguramente se acertará con la que nos quedemos.
No os preocupéis, en Un golpe con estilo habrá disparos, habrá acción, habrá huidas de la policía, ruedas de reconocimiento e interrogatorios y mucha mucha buena leche. Los planes con ellos siempre salen bien, aunque haya errores y fallos en cantidades industriales. El bien siempre sale ganando y el mal le toca hincar la rodilla o recibir un mordisco de un simpático perrete, como debe ser, como mandan los cánones.
El cine familiar está de moda, los tres protagonistas no tanto por eso es bueno juntarlos a ambos para ver que sale. Una película moderna con tres dinosaurios ¡a la vejez, viruelas! que pueden con todo y que demuestran que la protesta y posterior pelea o venganza es una solución a algunos problemas. Victoria que no sale cara y que viene acompañada de buenas intenciones y mejor futuro. No son colegas, pero fuman marihuana, no son ladrones pero roban como nadie, no son los mejores conductores del mundo pero viajan casi en cualquier cosa, se odian a veces pero se quieren la mayoría del tiempo. Son amigos, compañeros de viaje y familia. Tranquilos esto no es A todo gas 8, esa es otra historia más heavy que debe ser contada en otro momento, por ahora nos quedamos con su versión geriátrica que impresiona menos pero es igual de efectiva.