Si algo bueno tiene Un episodio en la vida de un chatarrero es que es corta, concisa, no carga demasiado las tintas en lo melodramático y simplemente muestra a modo documental un pasaje en la vida de una familia gitana en Bosnia. Su oscarizado director (por En tierra de nadie) se despoja de todo artificio y se limita (al menos en apariencia) a capturar con sencillez y claridad la pobreza y la marginalidad.
Más dudoso me parece el premio a mejor actor en Berlín para el protagonista. Estos casos en los que se premia a un actor no profesional siempre me resulta curioso pero desproporcionado, aunque no le quito ningún merito a la naturalidad pasmosa con que se mueve ante las cámara el padre de esta humilde familia.
Como muestra de ese pequeño microuniverso a los márgenes, donde los esfuerzos por vivir con dignidad son desproporcionados, la película de Danis Tanovic me parece necesaria y legítima. Como artefacto cinematográfico de peso con capacidad de ir más allá se me queda corto.