The congress, alucinógeno digital

Festival de Cine Europeo

The Congress parte de una idea muy interesante. Una actriz con cierto pasado como estrella hollywoodiense vive sus horas más bajas al ser olvidada casi por completo por la industria cuando se acerca a la cincuentena. El estudio cinematográfico le propone entonces digitalizar su imagen y cederla para su uso y comercio como única posibilidad de sobrevivir en el desolador Hollywood Babilonia. La gracia de semejante premisa es que Robin Wright (La princesa prometida, Forrest Gump) se interpreta a si misma y se presta al perverso juego de mostrarse como una actriz acabada.

Toda la introducción de la película está rodada en imagen real para a continuación desdoblarse en cinta de animación. Esta segunda parte intenta explicar en qué deriva el futuro de la industria del entretenimiento, y en cómo la sociedad vive adormecida en un universo digital donde, gracias a una sustancia psicoactiva, cada uno puede ser quien desee ser. O algo así. Porque de este lío no nos saca ni Ari Folman por muy director que sea de Valtz con Bashir (y por mucho que tenga como cimientos la obra de Stanisław Lem)The CongressLas ideas se amontonan, la narración se hace pretenciosa, la animación hortera y el discurso se pierde en lo que podría ser un mal viaje. Da la sensación de que The Congress no quiere ser una película, quiere ir más allá, quiere ser algo más pero no sabe muy bien qué. Hay algún destello interesante, pero sobre todo sorprende por la valentía de una Robin Wright dispuesta a meterse en estos berenjenales en la búsqueda de un proyecto ambicioso y diferente. El problema es que finalmente parece más a un remake filosófico de aquella olvidable película (también mezcla de animación y real) de Kim Basinger y Brad Pitt (Cool World) que la compleja obra de ciencia ficción a la que sueña con acercarse.

2 comments
  1. Pingback: Cine en serio

Deja un comentario

You May Also Like

Márgenes 2018: «La vendedora de fósforos» de Alejo Moguillansky

El cine más independiente ha encontrado en la frontera entre la ficción y la realidad un territorio muy fértil. La vendedora de fósforos, el largometraje de Alejo Moguillansky que ha…
Ver entrada

No es mi tipo, lo vulgar y zafio (en lo femenino)

Ay, queridos lectores, me acerqué a No es mi tipo (Pas son genre en su título en francés) buscando una comedia romántica inteligente (había leído por ahí que lo era),…
Ver entrada