Stefan Zweig: Adiós a Europa no es un biopic cualquiera ¡nada de eso! y de tradicional tiene muy poquito. A la directora Maria Schrader solo le interesa dar a conocer al gran público los último seis años de la vida del escritor judío austriaco Stefan Zweig, conocido pacifista que suspiraba por ver una Europa unida con ausencia de fronteras, contrario al régimen y a la ideología nazi. Lo demás se ha obviado. Stefan Zweig: Adiós a Europa se estructura en cinco largos episodios y un epílogo más corto localizándose en varios lugares donde él residió tras su exilio en 1936 hasta su muerte en 1942. Brasil, Argentina y Estados Unidos recibieron la visita de este hombre que dejó huella con sus escritos, sus palabras y sus hechos.
Su vida y relaciones públicas claramente están representadas en la recepción de gala en Río de Janeiro o en el congreso de escritores al que acudió en Buenos Aires donde fue entrevistado por numerosos periodistas internacionales. Se codeó allí con grandes e importantes personalidades e intelectuales de la época con los que compartió momentos únicos e irrepetibles donde ensalzaba al país que lo había acogido tras su huida y donde demostraba un cariño incondicional hacía las gentes con las que él convivía día a día y que amaban su obra sobre todas las cosas. La visita a Nueva York donde vive su ex esposa Friderike e hijas y las excursiones o paseos en Petrópolis junto a recepciones menos pomposas como la que recibió de un alcalde en el norte de Brasil nos ayudan a conocer al Stefan más íntimo, a la persona y no al personaje. Una mente atormentada y triste que se maravilla con el Brasil en el que él vive, con sus paisajes paradisíacos y sus plantaciones de caña de azúcar pero que aún recuerda su Europa y le apena conocer el sufrimiento de aquellos que solicitan su ayuda para abandonar el continente. Imagina un terrible futuro en guerra reflejado en el cristal de la ventanilla de un automóvil mientras a su lado le consuela su nuevo amor Lotte, una joven secretaria, treinta años más joven que él que lo acompañaba en su huida y peregrinaje por Sudamérica. Es un hombre curioso que toma notas de casi todo, mantiene buenas amistades con otros exiliados como el periodista Ernst Feder, última persona que lo vio con vida y ama a los animales, como el perro que le regalaron por su cumpleaños.
La muerte de él y su esposa, suicidio por envenenamiento, cogió a todos por sorpresa, un triste epílogo a una pesada y gloriosa vida de éxito reconocido fuera de su país de nacimiento. Con él desaparecía una de las voces más importantes del antibelicismo, se silenciaba un llanto y el pesar por todos aquellos que aún tenían que soportar el odio en su persona por razones de sangre o raza.
Stefan Zweig: Adiós a Europa no entusiasmará a todos aquellos que desconozcan la obra y milagros del escritor pues el mensaje y la narración se deja olvidados muchos datos importantes de su biografía, solo esos seis últimos años no bastan y no ahonda en su pensamiento ni aporta nuevas pistas que nos ayuden a entender los motivos reales de su suicidio, mucho menos la preparación y el día del nacimiento de esa idea. Más contentos saldrán aquellos que tengan una idea aproximada de su palabra, los que en profundidad se hayan informado o documentado antes del escritor y los seguidores de su doctrina pacifista. La directora se la ha jugado. La cara estará representada por el grupo de los que abrazan una crítica positiva mientras que la cruz tendrá el nombre y apellidos de los que encuentran en estos largos capítulos falta de chicha y limoná, poco ruido y menos nueces por mucho que nos lo decoren con estupendos paisajes selváticos y coloristas centros de mesa floreados.
¿Interesa la manera en la que se relacionaban los exiliados ricos y famosos en los países de acogida? ¿ cómo fueron recibidos y queridos? De eso va parte de Stefan Zweig: Adiós a Europa. Mucho se ha escrito y visto en el cine sobre esas cuestiones, recordemos que en España hubo una estampida hacía otros países después de la Guerra Civil. Supongo que ahora que una guerra ha hecho que miles de ellos lleguen hasta nuestras fronteras el tema está de moda. La diferencia es que mientras que aquí el personaje tiene una posición y un status importante los que ahora sufren las consecuencias de una atroz guerra han perdido no solo bienes materiales sino también a familiares y amigos. Diferencias claras que deben ser tenidas en cuenta y que nos deben hacer pensar lo mucho que deben estar sufriendo estas personas, alejadas de su hogar, deseosas de encontrar un futuro lejos de todo aquello que antes amaron o conocieron. Stefan Zweig dio la voz de alarma, fue un hombre que vaticinó un terror monumental y se acordó de él desde la distancia, un hombre que descubrió en Brasil colores nunca vistos, una segunda casa en la que si había grises no como en Europa donde solo el blanco o el negro eran una opción. Triste realidad del pasado que merece ser olvidada o recordada con hondo pesar.