Tras recaudar 550 millones de euros en China y convertirse en la película más taquillera de la historia de China, The mermaid llegaba a Sitges con una gran carta de presentación. Stephen Chow, director de probablemente las películas asiáticas más surrealistas entre las que destaca Kung Fu Sion, ha logrado seducir a millones de espectadores con su última obra gracias a su particular uso del humor.
The mermaid narra la historia de un grupo de sirenas cuya vida corre peligro a causa de la experimentación con un sonar de una empresa millonaria. Para conseguir sobrevivir elaboran un plan en el que una de las sirenas saldrá al mundo exterior para seducir al líder de la empresa y conseguir matarlo. La premisa es alocada pero no captura ni la décima parte de la atmosfera insólita que envuelve la película.
Cada uno de los personajes es tremendamente excéntrico y singular, las escenas se desenvuelven como perfectos sketches ejecutados, y los giros de guion aun siendo previsibles contentan al espectador. Uno puede entender pues cómo la película sin ser una obra maestra ha conseguido atraer en masa a tanta audiencia. Ahora solo queda esperar que triunfe fuera del gigante país asiático y llegue a igualar el éxito en occidente.