Cada día se hace más raro ver una película de un género como el western. Desde hace años llegan con cuentagotas los ejemplos dedicados al Oeste americano y solo Quentin Tarantino parece que le ha cogido gustillo a eso de mostrarnos en la gran pantalla a cowboys, cazarecompensas o sheriffs. Para ir abriendo boca antes de que llegue a Estados Unidos en navidades su último trabajo The Hateful Eight se nos presenta en nuestros cines la apuesta del desconocido director John Maclean. Esperemos que gane la partida y no haga trampas con cartas marcadas.
Slow West es una original idea que se aleja de los clásicos films norteamericanos para adentrarnos en territorios desconocidos donde impera el irónico diálogo y los sentimientos más profundos. No veremos salones con señoritas ligeras de ropa bailando ni partidas de póker en una redonda mesa ni siquiera diligencias o soldados del séptimo de caballería pero sí que no pueden faltar los atracos en este caso a una pequeña tienda de comestibles o los indios esta vez como buenas personas capaces de ayudar a una joven en peligro o huyendo de unos asesinos sin escrúpulos que intentan masacrarlos. Para rematar la faena no nos dejarán echar en olvido el típico tiroteo a una casa tan socorrido en este género cinematográfico con la presencia de un asesino a sueldo made in Robert Rodriguez.
El amor será lo que mueva a un joven a viajar desde la europea Escocia hasta el traicionero Oeste buscando su media naranja y embarcándose en una epopeya en la cual los peligros acechan a cada paso. Para ello contará con la experiencia de un curtido vaquero que se conoce esos peligrosos parajes como la palma de su mano y que se convertirá poco a poco no solo en un guardaespaldas contratado por dinero sino en un amigo fiel pese a la poca confianza que transmite al principio.
Hay que hacer notar diferencias muy claras con otros largometrajes de temática y género similar. Una es el humor negro que inunda tanto las conversaciones entre los protagonistas como las escenas que se suceden y les suceden a ambos. Atentos a la graciosa imagen de la ropa tendida entre caballos, el viaje surrealista que se marcan los mismos hombres después de tomarse absenta o la mano de Jay herida por una flecha. En todas ellas, el bueno de Michael Fassbender y Kodi Smit-Mc Phee se salen comiéndose la pantalla aunque la química entre ellos brille por su ausencia.
Quizás lo que más impresiona de este film es el magnífico trabajo de cámara que se contempla por parte de su director. Los picados, contrapicados, travellings y las distintas técnicas de encuadre que pueblan el presente de la historia y los diferentes flashbacks del pasado nunca sobran potenciando la calidad del producto final. A esto habría que añadirle quizás la escena que a mí más me ha impactado, un prodigio de montaje con una visión de todos los cadáveres que han ido cayendo en el transcurso de la historia y que en sin duda trae a nuestra memoria el film de John Mc Naughton Henry, retrato de un asesino.
Slow west gusta por lo arriesgada que es la idea, por la manera en que es tratada y por el vehículo que se usa para hacerla llegar hasta nosotros. No estamos ante un film convencional tampoco ante un ejemplo de cine independiente, es algo nuevo y distinto. Un trabajo que combina poesía y violencia a la perfección y que en Sundance quisieron premiar. En esta ocasión coincido con ellos.
https://www.youtube.com/watch?v=ODL8P4v4cCE
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