La obra del danés Jonas Alexander Arnby tiene varios puntos positivos, o como mínimo algún rasgo original respecto a la forma de tratar el género. En primer lugar resulta muy interesante relacionar la pubertad de la protagonista, Marie, con su transformación progresiva en una bestia. Y en segundo lugar, que dicha transformación aparte de algo genético pueda leerse como una metáfora de la opresión y el abuso de todo un pueblo con el personaje protagonista: para poder sobrevivir es necesario ser una bestia.
Las diferentes fases de metamorfosis de Marie pueden relacionarse con diferentes subgéneros o modelos del terror. Los primeros minutos muestran los primeros indicios de que algo ocurre con el cuerpo y el carácter de Marie. Esta parte es una referencia al terror psicológico, aquel que se basa en la tensión por el desconcierto de no saber que está ocurriendo. Hacia mitad de la obra, cuando Marie se deja llevar por la metamorfosis, encontramos una referencia clara a aquellas películas basadas en la volubilidad del cuerpo y la transformación como El hombre lobo o Tetsuo. Y finalmente, el tercer acto de la película se basa en aquellas obras cuyo origen es un monstruo asesinando a gente, como por ejemplo Tiburón o Alien.
Pese a ser una película de una estructura bien desarrollada y unas ideas claras, When animals dream no acaba de funcionar. Su ritmo lento y un abuso de los clichés del cine de terror (sobre todo al final de la obra) la convierten en una obra lenta y que transmite poco.