No es nada extraño que Lo que hacemos en las sombras (What we do in the shadows), la película neozelandesa de Taika Waititi y Jemaine Clement, se haya alzado con el premio del público en el festival de Sitges. Es un producto perfecto para hacer reír y entretener al espectador amante del cine de vampiros, del cine de terror o del cine en general. A través de la técnica de falso documental la obra nos narra la vida de cuatro vampiros compañeros de piso. Desde el primer minuto hasta el último el último, el film es un no parar de referencias paródicas al subgénero vampírico. Lo que hacemos en las sombras (What we do in the shadows) es una reflexión en clave de comedia de todas aquellas cosas que nos dan miedo: las ridiculiza al máximo para que nos demos cuenta de lo absurdas que son.
La técnica del falso documental, últimamente muy sobreutilizada, encaja muy bien y tiene mucho sentido con el mensaje que nos quiere transmitir el film. Nos presenta los hechos como reales, es una llamada directa al espectador, la cámara nos grita: “¡Eh tú, espectador, así es como son los vampiros de verdad!”. Más allá de lo cómica y divertida que puede resultar la película, Lo que hacemos en las sombras (What we do in the shadows) es una obra muy bien estructurada, con unos personajes bien definidos y una técnica depurada.
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