Marjane Satrapi, creadora de Persepolis y de su versión cinematográfica, dirige a Ryan Reynolds en una película que nos aporta una mirada sobre los asesinos y psicópatas diferente y original. Jerry tiene una vida absolutamente normal pero vive marcado por la herencia de un problema psicológico que ya tenía su madre. Jerry escucha voces, voces que salen de sus dos animales de compañía. Su gato simboliza la parte más oscura de Jerry, sus deseos ocultos, en definitiva, su malicia. Y su perro representa su consciencia y sus buenos actos, pero es demasiado perezoso. Jerry no toma su medicación ya que le hace sentir solo, le aparta del mundo idílico en el que cree vivir. Pronto su locura aumentará a la par que sus problemas con las mujeres, generando resultados catastróficos.
Si The voices se hubiese creado con sentido dramático o trágico, estaríamos ante una película de psycho-killers cualquiera. Pero el hecho de adentrarnos en el cerebro y los pensamientos del protagonista desde una vertiente cómica y extravagante hace que el film adquiera una dimensión muy original. La estética que rodea cada una de las escenas está muy acorde con el carácter del protagonista, los colores son muy vivos y los espacios muy luminosos, son escenarios demasiado artificiales, muy irreales, bajo los que se oculta la verdad. Satrapi crea una obra con estilo, argumento y entretenida que, junto con la buena interpretación de Reynolds, merece ser vista.
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