Tras el gran éxito que cosechó el estreno de Expediente Warren, la Warner se puso manos a la obra para realizar una precula/spinn-off de la película sobre la famosa muñeca Annabelle. Probablemente muchos de los fans que disfrutaron con el primer film también lo harán con esta. Pero nadie encontrará en Annabelle una reinvención del género de terror, ni siquiera una obra con características originales e inéditas. Las casas encantadas ya existían en Poltergeist, y los muñecos diabólicos nacieron con Chucky. La trama desarrollada no aporta ningún aspecto formal o narrativo destacable. Pero hay que reconocer que las escenas de terror están muy bien creadas, la tensión bien distribuida y los efectos especiales muy logrados.
El amante de los sustos y de pasarlo mal, acertará viendo Annabelle. Pero, aquellos que esperamos algo más del género de terror que puros sustos y malos ratos, probablemente nos decepciones. Annabelle es un gran producto de marketing que seguro que cosechará buenos resultados de taquilla. Pero resulta un poco deprimente que otras películas estrenadas en Sitges u otros festivales, probablemente más originales y arriesgadas, se queden sin distribución en nuestro país. Tendremos que aguantarnos y esperar a que todo el sistema capitalista que rodea el cine, y sobre todo el cine de género, cambie. Mientras tanto iremos a asustarnos con Annabelle.