Resulta muy difícil valorar Adieu au langage, una película que apenas tiene características cinematográficas. Godard es probablemente el mejor director de cine vivo que hay en nuestro planeta; y tras cruzar varias etapas en el mundo audiovisual (nouvelle vague, etapa política, periodo televisivo…) hoy en día nos deleita con películas que bien se pueden situar fuera del séptimo arte, pese a utilizar sus bases.
Godard explora el sentido metafórico y filosófico de las imagen a través de ensayos visuales y del arte visual. Realizar una sinopsis de Adieu au langage es tan absurdo como inútil. Lo que menos importa en esta obra es su argumento, su sentido narrativo, ya que es prácticamente inexistente. Podemos decir que Adieu au langage nos explica la historia de una pareja separándose. Pero quizás otro espectador nos dice que es un estudio del lenguaje. Otro nos intentará convencer que es simplemente un experimento visual con el 3D. Y otro nos explicará que es un cumulo de ideas socialistas. Y todos ellos tienen razón. Audieu au langage es muchas cosas y nada a la vez.
Godard crea la película basándose en un montaje frenético, que saca el máximo provecho y explora todas las posibilidades del 3D. 60 años después de la creación de las tres dimensiones en salas y nadie lo ha explotado al completo como Godard. A sus 83 años este señor sigue siendo todo un precursor. El poder discursivo de la película hace que cada espectador saque sus propias interpretaciones. Godard sigue siendo polémico, pura provocación; pero sobre todo sigue siendo un artista inigualable.
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