Seminci 2021: «El acontecimiento», «Las siamesas» y «La chica y la araña»

El acontecimiento (Audrey Diwan, 2021)

En Francia en 1963, el aborto seguía siendo ilegal. La única vía era clandestina y peligrosa, y en caso de complicarse el proceso, el resultado podría ser la muerte o la cárcel, por lo que un embarazo no deseado implicaba un gran dilema: abandonar tu vida y tus esperanzas de futuro, o someterte a un gran riesgo. Ante esta decisión se encuentra Anne (Anamaria Vartolomei), una joven estudiante con un brillante futuro, la protagonista de ‘El acontecimiento’, de Audrey Diwan, que se basa en una de las memorias de la escritora francesa Annie Ernaux, que relata su experiencia abortando durante esta época en su libro ‘L’évènement’.

La cámara apenas pierde de vista a Anne, siguiendo todos sus movimientos con cercanía, sea de espaldas, de frente o encuadrándola a un lado del plano en sus interacciones con el resto de personajes. El ratio cuadrado enfatiza esa sensación atrapada en la que se halla la protagonista, transmitiendo a menudo una sensación claustrofóbica. La película no es demasiado gráfica, pero todo aquello que no se ve es suficiente como para sentir el dolor e incomodidad de Anne. La mirada tan versátil de Anamaria Vartolomei, capaz de transmitir pena e impotencia en una escena y rabia y empoderamiento en la siguiente, contribuye también al gran impacto emocional de la cinta.

Esta película destaca, no solo en la reacción visceral que provoca en el espectador, sino en su claridad moral sobre la injusticia de la situación. Anne no duda en ningún momento sobre si quiere quedarse el bebé, tiene claro desde el principio que no quiere sacrificar su futuro. Los médicos a los que pide ayuda se niegan, no ofrecen alternativa, y uno de ellos incluso le receta una inyección bajo la falsa premisa de que mataría al feto, cuando realmente se trata de estrógeno, que por el contrario, lo refuerza. Los hombres a los que pide ayuda no entienden lo que ella requiere de ellos. Sus amigas la dejan de lado, no porque la juzguen por haber tenido relaciones – de hecho, se las muestra teniendo conversaciones sin tapujos sobre sexualidad – sino porque estarían en riesgo de ser encarceladas si la ayudan. 

A pesar de los avances, la necesidad de recursos para abortar sigue siendo un tema importante que reivindicar, como se ha hecho recientemente en obras ambientadas en la actualidad como ‘Unpregnant’ o ‘Nunca, casi nunca, a veces, siempre’, aunque totalmente es más cercana a la crudeza de esta última.‘El acontecimiento’ insiste en establecer un peligro muy claro y evidente, y recalca la desesperación que provoca verse en esa situación. 


Las siamesas (Paula Hernández, 2020)

Stella (Valeria Lois) sigue viviendo con su madre, Clota (Rita Cortese), una mujer paranoica, irritante y dependiente. Ambas viajan en autobús a Costa Bonita, dónde se ubican unos pisos que la hija ha heredado de su difunto padre, y la relación entre ellas, y sobre todo, el deseo de Stella de independizarse, es fuente de mucho conflicto durante ‘Las siamesas, una road movie de Paula Hernández, directora de ‘Los Sonámbulos’, basada en un cuento homónimo de Guillermo Saccomano.

‘Las siamesas’, que es una de las preseleccionadas por los Goya para optar al premio a la mejor película iberoamericana, comienza mostrándonos la casa que comparten las protagonistas. La luz entra fragmentada por las persianas en sus cuartos, tan cercanos que Clota oye el despertador de Stella desde su cama. Al iniciar el viaje, parece que la madre es simplemente una mujer indefensa y maniática con la que Stella ha aprendido a ser paciente, pero mediante sus diálogos, filmados sin cortes, se van revelando los matices de su relación: el resentimiento mutuo, la manipulación y victimismo de Clota, el evidente agotamiento de Stella… 

Las Siamesas

El trabajo de arte y vestuario presenta a las protagonistas como dúo inseparable, vistiendo de  forma similar y encuadradas en espacios amplios y minimalistas. La fotografía se caracteriza por planos abiertos, simétricos, muy equilibrados y a menudo con mucho aire, los cuales dan una falsa sensación de paz que contradice la inestable relación al frente de la película. Esta sensación se rompe al completo durante las claustrofóbicas escenas en el interior del autobús, especialmente durante el angustioso clímax, cuando los planos son cerrados y temblorosos.

Valeria Lois suscita empatía en su interpretación como la sacrificada y atrapada hija, mientras que Rita Cortese es magistral como la peor compañera de viaje posible. En conjunto, la película expresa esa búsqueda de la estabilidad, y nos recuerda que es habitual sentir amor y responsabilidad por personas independientemente de lo tóxica que sea la relación, y la importancia de liberarse de ello.


La chica y la araña (Ramon Zürcher, Silvan Zürcher, 2021)

Ocho años después de ‘El extraño gatito’, primera entrega en la trilogía espiritual de los hermanos Silvan y Ramon Zürcher, presentan ‘La chica y la araña’, visión surrealista de la mudanza de Lisa (Liliane Amua), en la que participan su compañera de piso Mara (Henriette Confurius), y otros personajes que entran y salen esporádicamente como la madre de Lisa, asistentes de mudanza y algunos vecinos del edificio.  

Con una estética de videoclip de canción indie – planos minimalistas y estáticos, y colores primarios -, y una repetición constante de las mismas piezas musicales como banda sonora – ¡Qué obsesión con Voyage, Voyage! -, los gemelos detrás de la cámara crean la atmósfera del edificio en el que da lugar la mudanza, el único hilo conductor de la película. Las historias que introducen son fragmentadas y los diálogos, muy peculiares. ‘La chica y la araña’ habla su propio idioma, un idioma poético y disperso. A menudo crea una sensación intrusiva, de estar siendo observado. Tiene una frialdad comparable con el cine de Yorgos Lanthimos, pero si se inclinara más por el surrealismo o el absurdismo, o tuviera una intención más clara, la comparación sería más merecida. La actriz que interpreta a Mara tiene una mirada fulminante que transmite la energía destructiva del personaje, y si hay algo que destacar es su presencia, intimidante en todo momento. 

Supongo que esta obra suiza tendrá su público. La fotografía es cuidada, y estoy segura de que sus poéticas narraciones resonarán con algunas personas, pero tras haber visto unas veinte películas en poco tiempo, personalmente me deja preguntándome cuál es el sentido. De esto. De todo. Del cine. Hay una escena en la que Mara rechaza a un chaval. Le dice: “No me gustas. Quizás le gustas a esa mosca”, acto seguido hace una pausa para matar dicha mosca y continúa: “Ya no le gustas a nadie”. Mi momento favorito de la proyección fue el ataque de risa de uno de los periodistas de la sala durante esa escena.

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