Colmena (Blerta Basholli, 2021)
Basada en la historia real de Fahrije Hoti, una mujer kosovar cuyo marido lleva desaparecido desde la guerra, por lo que debe aprender a sobrevivir sola en su aldea arraigada y machista. Blerta Basholli, la directora de ‘Colmena’, decidió adaptarla a la gran pantalla a raíz de un reportaje televisivo sobre ella. El proyecto tardó unos ocho años en hacerse realidad, siendo co-producida por Kosovo, Suiza, Albania y Macedonia del Norte. Ahora, ha sido seleccionada para representar a su país en los Oscar.
Para hacer frente a sus problemas económicos, Fahrije (Yllka Gashi) decide sacarse el carnet de conducir, a lo que los aldeanos responden rompiendo una ventana de su coche con una piedra. Incluso otras viudas muestran resistencia inicialmente a su propuesta empresarial de producir y vender ajvar, una salsa tradicional balcánica hecha con pimientos y berenjenas). El trauma de la guerra, junto con el miedo al “qué dirán” les impide siquiera salir de sus casas a trabajar, pero a pesar de la tragedia que le rodea, la historia de Fahrije tiene final feliz.
La actriz principal de ‘Colmena’ colaboró desde un principio con la directora, ayudando a profundizar en las emociones del personaje, lo cual resulta en una interpretación poderosa y compleja. Además, el equipo ha trabajado de forma cercana con la mujer real en la que se basan, priorizando homenajear su figura en la película, así como al resto de mujeres que aparecen. Es una obra que no es demasiado memorable, pero es claramente muy personal, y muy trascendental para Kosovo, no solo por el éxito que está teniendo sino por los temas que trata.
Compartimento N. 6 (Juho Kuosmanen, 2021)
Laura (Seidi Haarla), una estudiante de arqueología finlandesa, toma un tren desde Moscú para ver los petroglifos en Murmansk, trayecto que inicialmente iba a realizar acompañada por su novia pero acaba haciendo en solitario. Durante el viaje comparte vagón con un minero ruso llamado Ljoha (Yuriy Borisov), quién parece ser todo lo opuesto a ella. Dirigida por el finlandés Juho Kuosmanen, ‘Compartimento N.6’, que ganó el Gran Premio en el festival de Cannes y es la elegida por Finlandia para representar a su país en los Oscar, explora la soledad y la necesidad de conexión humana.
Las condiciones meteorológicas fueron un tremendo reto para el rodaje, pero detalles como el vaho, la nieve, los abrigos, la oscuridad, o las manos y narices coloradas por el frío aportan muchísima riqueza al contexto en el que transcurre la película. Considerando que está ambientada durante un duro invierno ruso, la película cuenta con un guion lleno de calidez. Kuosmanen, que además de dirigir co-guioniza basándose en una novela del mismo nombre que se publicó en 2011, trata a los personajes con una profunda empatía y comprensión, y el proceso en el que Laura y Ljoha empiezan a entenderse se siente como una especie de deshielo en el que poco a poco, van revelándose más partes de sí mismos. Por ejemplo, en el caso de la aparente bisexualidad de la protagonista, la representación es muy natural, sin aludir a ello explícitamente pero tratado con mucho respeto. Al encontrarse en el país en el que se encuentra, Laura habla de su pareja en masculino, y una de las formas en las que vemos la nueva confianza que ha adquirido con Ljoha es cuando deja de ocultar la verdad y se sincera sobre su situación sentimental.
En largos travellings por los kilométricos pasillos del tren, o planos tintados de naranja por la luz de las farolas, la pareja principal cobra vida. Gracias a la química entre los actores y su gran trabajo, sus personajes se sienten reales, y ciertos momentos que comparten, enternecedores. Si bien la comparación con ‘Before Sunrise’ es obvia, no es del todo acertada. Las similitudes con el clásico de Linklater están limitadas a su premisa, pero en el caso de la propuesta que nos ocupa, los personajes se encuentran en posiciones mucho más vulnerables, y el tono no es tan idealizado ni inocente.
La película no se deja llevar por un típico patrón de película romántica, y por ello el final puede resultar insatisfactorio, pero realmente acaba de forma a mi parecer encantadora, agridulce y coherente con respecto al resto del metraje. El tercer acto quizás está demasiado estirado, pero el conjunto funciona. A pesar del mundo frío al que nos transporta, ‘Compartimento N.6’ es capaz de calentar cualquier corazón que se deje.
Clara Sola (Nathalie Álvarez Mesén, 2021)
En una pequeña comunidad hermética en plena naturaleza costarricense vive Clara (Wendy Chinchilla), una mujer de cuarenta años cuya extraña enfermedad ha provocado que su familia la tenga aislada. En un contexto muy religioso y cerrado, Clara comienza a desear liberarse y explorar su sexualidad, algo que se le ha prohibido toda su vida. La ópera prima de Nathalie Álvarez Mesén plantea una especie de coming-of-age de un personaje ya adulto que nunca pudo vivir su despertar sexual.
En el contexto en el que se ha criado Clara, a pesar de estar rodeada de mujeres, se ha perpetuado el patriarcado con normas muy tradicionales acerca de la sexualidad, lo cual unido a la infantilización de la protagonista a raíz de su condición, ha provocado que nunca se haya llegado a desarrollar como persona sexual, visualizado brillantemente en la escena de la fiesta de quinceañera de su sobrina, en la que durante el acto de intercambiar los zapatos planos de la joven por unos tacones, Clara se mira los suyos, planos. En ‘Clara Sola’, la religión y la naturaleza son elementos clave que se enfrentan. En primer lugar, la imagen de la Virgen María es una figura siempre presente, ya que la familia de la protagonista está convencida de que ésta tiene cualidades curativas y que se encuentra en comunicación con la virgen, una imagen inalcanzable de pureza, haciendo que la inevitable rebelión de Clara sea mucho más rotunda. Por otro lado, la naturaleza representa todo lo contrario. En el bosque no hay roles que asumir, no hay tabúes ni represión. La conexión de Clara con la tierra, con su yegua o con un escarabajo es sincera. Ahí se siente liberada.
En el clásico de terror de Brian De Palma, Carrie también es reprimida por motivos religiosos, y también acaba explotando. En este caso, el resultado no es sangriento ni mortal, y los poderes sobrenaturales de Clara no son del todo explícitos, sino que permanecen en un limbo ambiguo y simbólico, y por supuesto son películas increíblemente diferentes en muchos otros aspectos, pero comparten esa idea de que los tabúes, la incomprensión y los intentos de erradicación de la sexualidad pueden tener terribles e incómodas consecuencias. ‘Clara Sola’ recompensa a los más pacientes para transmitir este mensaje, ya que su desarrollo es sutil y lento, y se beneficia de una gran interpretación al frente por parte de Wendy Chinchilla, bailarina cuya fisicalidad aporta muchas capas al personaje.
La Fam (Frédéric Baillif, 2021)
En una casa de acogida para menores en situaciones familiares problemáticas vive un grupo de chicas cuyas historias se relatan en ‘La Fam’ de forma más o menos episódica, prestando atención también al trabajo por parte de la directora del centro (Claudia Grob) y el resto de empleados. Dirigida por el suizo Fred Baillif, quién se basa en su propia experiencia como educador social, la película plantea la pregunta de si una institución como esta puede funcionar a modo de familia.
La mayoría de las jóvenes actrices habían tenido la experiencia de vivir en una casa de acogida, y el director las animó a ser ellas mismas mientras preparaban la película, dejándoles la libertad de crear sus propios diálogos a raíz de las líneas argumentales establecidas, lo cual se traduce en mucha naturalidad y personalidad en sus personajes. Además, fue filmada en estilo documental, con cámara en mano para poder adaptarse a cualquier imprevisto, captar la autenticidad de las situaciones y poder permitirse hacer pocas tomas extensas en lugar de muchas tomas repetitivas.
Las historias de cada una de las chicas, así como su exploración de temas como los límites a los que puede llegar la protección de los menores, cómo de cercanas pueden ser las relaciones entre educador y menor, la ira, la sexualidad en los adolescentes, la cantidad de burocracia implicada en la vida de estos jóvenes, etc., son grandes puntos a favor para la película, pero desgraciadamente, ‘La Fam’ tiene un gran problema estructural. Con la intención de mantener el drama y crear una especie de círculos narrativos que conecten y salten entre sí, el montaje acaba siendo un batiburrillo de escenas cuyo orden no sigue apenas criterio. Está claro que es una película impulsada más por los personajes que por la trama, pero aún así esos saltos temporales resultan desorientantes y bastante dañinos para la conexión del espectador con la historia.