Hace menos de un año que pudimos deleitarnos con la música de Freddie Mercury y su grupo Queen, en un film o un fan service que dejó para la Fox un buen fajo de millones. El director que sustituyó a Bryan Singer en esa, ahora dirige en solitario Rocketman, otro biopic en esta ocasión de un solista con un ego superlativo que tocaba como los ángeles el piano y vestía de una manera muy peculiar apostando por un look soberanamente estrambótico.
Dexter Fletcher participa en ambas producciones, una Bohemian Rhapsody que da título a uno de los más famosos himnos de la banda y Rocketman, una obra madura que describe el vuelo de esta estrella llamada Elton John que hacía levitar a todos aquellos que disfrutaban con sus temas.
¿En qué se parecen ambos largometrajes? Los dos se centran en contar parte de la vida de un cantante estrella británico, dejándose olvidados sus últimos años a los que solo dedican unas palabras antes de los créditos finales, reproduciendo entre medias algunos de los éxitos más conocidos de su discografía. Las relaciones que ambos cultivaron en sus mejores años, con amigos, conocidos y amantes, curiosamente un hombre fue el causante en los dos casos de su declive y crisis más galopante, se presentan alrededor suyo como las pistas de un vinilo que no deja de girar. Las más profundas son las de sus mejores amigos y amigas, una Mary Austin que vivía a su lado y a la que Freddie consideraba su “esposa”, Renate Blauel, mujer real de Elton John de la que se separó poco tiempo después de casarse, dos intentos fallidos de búsqueda del amor hetero y cortinas de humo que trataban de ocultar su verdadera orientación sexual a la opinión pública. También destacan el gran Brian May, compañero en las buenas y en las malas de Freddie o Bernie Taupin, compositor que le escribía la mayoría de las canciones a John, los surcos más visibles y profundos de este gran disco al que llamaron vida.
En el centro o agujero vamos a encontrar a su protagonista, alguien que se sale en la interpretación, no imitando al personaje, sino convirtiéndose en él, otro Rami Malek que esperemos triunfe en la próxima edición de los Oscar, porque se lo merece ¡buena suerte Taron Egerton!
¿En que se diferencian las dos películas? En casi todo. Mientras la primera comienza a una edad cercana a la juventud, la segunda nos invita a pasar al humilde hogar de un Elton John niño al que sus padres no prestan atención. Un prodigio de la naturaleza que solo es escuchado por su abuela ¡qué buenos recuerdos me trae Billy Elliot! y que disfruta en solitario soñando convertirse en un famoso director de orquesta o un virtuoso pianista que toca de oído. En la del 2018 muchos de los sucesos y avatares se acompañaban de una banda sonora que les daba brillo y adornaba con lentejuelas, en la más actual cuentan estas canciones parte de su historia, cantadas y bailadas con unas coreografías y puesta en escena que quita el hipo e incita a danzar como un loco. Rocketman es un musical al uso, un homenaje al clásico que pocas veces vemos en las actuales pantallas y que siempre gusta. Aquí no hay un concierto The End de larga duración que sirva de colofón a lo anterior pero no importa ¡Lo que hemos visto ya nos ha dejado más que satisfechos!
La familia también es un punto que es tratado, tocado y hundido de distinta manera, en la primera esta apoya al hijo hasta sus últimas consecuencias mientras que en la segunda lo desdeña y margina sosteniendo con él discusiones acaloradas de restaurante e íntimas entrevistas finalizadas con una triste firma o autógrafo a un amigo y compañero anónimo para el artista.
El tema de la homosexualidad, las drogas y los excesos, llamados compras compulsivas, también son enseñados al público con un grado diferente. En vez de mostrarlos mutilados, muchas veces ocultos, usando el tijeretazo, esta vez Rocketman los exhibe sin vergüenza, una realidad que debe ser compartida, pese a quien le pese, dotándole de mayor verosimilitud al relato. Ayudan mucho los diferentes y pequeños momentos de terapia en grupo en donde Elton John abre su corazón sincerándose con desconocidos y explicando cuales han sido los mayores pecados cometidos en esa, su vida. Es un niño que desea ser abrazado, busca el amor sincero y fiel que nunca tuvo y una compañía no interesada. Desea más que nada en el mundo volar como un pájaro o un hombre cohete en viaje hacía la Luna y no hundirse o ahogarse en una piscina borracha de alcohol.
Los dos largometrajes son muy válidos, cada uno a su manera y estilo. Reconozco que disfruté más el año pasado pero es que ¡Queen ha sido siempre mi debilidad! no obstante no le quito mérito a esta Rocketman, mejor construida en su montaje, con un guión más redondo pero con canciones más desconocidas para mí.
El director recientemente ha afirmado que le gustaría contar la vida de Madonna y yo me pregunto, Fletcher ¿Por qué no Michael Jackson? Eso si que sería el súper pelotazo del año, el tercero en tu carrera ¡piénsatelo!
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