Normalmente cuando el cine se acerca a contar historias de la Biblia lo hace a sabiendas de que los episodios del Antiguo Testamento van a dar más juego que los del Nuevo. Estos años pasados hemos conocido de la mano de Ridley Scott al personaje de Moises en Éxodus o al Noé de Darren Aronofsky, con dos pesos pesados de la interpretación como son Christian Bale y Russell Crowe. El tono aventurero que se les dio a ambos trabajos se alejaba de la religiosidad que se les presuponía. Una explicación a veces natural a los prodigios que se sucedían no acabó de convencer a los millones de católicos que hay por todo el mundo. Cuando lo que se intenta es mover y conmover al fiel el séptimo arte recurre a la vida de Cristo y más concretamente a sus últimos días en este mundo. La pasión y crucifixión se convierten en los temas preferidos por aquellos directores que desean transmitir nuevos datos acerca de lo que realmente ocurrió desde que fue prendido en el Monte de los Olivos hasta que exhaló su último suspiro.
Esta Semana Santa sin embargo todo comienza después, justo en el momento en que Jesús acaba de hablar con su padre clavado en la cruz. Ante los ojos de un no creyente, el tribuno romano Clavius, seremos testigos de los acontecimientos posteriores a la muerte del nazareno entre los que se incluyen apariciones milagrosas post mortem dentro y fuera de Jerusalem y persecuciones a sus discípulos en su huida hacía Galilea. Resucitado no omite ningún detalle importante ni en la investigación de la desaparición de su cuerpo por parte del agnóstico soldado y su segundo, con entrevistas privadas e interrogatorios a subalternos y seguidores del rey de los judíos como María Magdalena o un dudoso Santo Tomás, ni en lo que sucedió a continuación con un largo y apasionante paseo en barca.
Kevin Reynolds es un director al que le gusta la literatura y todo lo que en ella tiene un componente mágico y de leyenda, es un director de personajes reales o inventados con una gran vida detrás. Robin Hood, Tristán e Isolda o el conde de Montecristo han sido algunos de estos héroes a los que habría que añadir ahora la figura imponente de Jesucristo. Ayudándole nos encontramos entre el reparto a un gran número de actores y actrices españoles que hacen más cercana la película a nosotros. Es gracioso oírles hablar en inglés en la versión original cuando estamos acostumbrados a escucharles en castellano.
Reynolds coloca a todas sus piezas en una Jerusalem convulsa en luchas internas y disputas entre diferentes bandos como el Sanedrín, el grupo anti romano de Barrabás o el ejército del astuto Poncio Pilatos que lo que más desea es quedar bien delante del emperador. Esto es lo mejor que tiene Resucitado. La ambientación es más que correcta con unos paisajes que nos creemos y unos edificios que parecen calcados a los de aquella época así como los hombres y mujeres que habitan en ellos con un vestuario fiel a lo que conocemos.
No hace falta ser uno de los numerosos fieles que van a concentrarse en las muchas procesiones que veremos estos días en las calles de algunas de las más importantes ciudades españolas. El director norteamericano nos invita a ver algunos de sus pasos sin movernos de nuestra butaca.
Este drama bíblico dejará para el recuerdo una impresionante instantánea de la crucifixión y un descendimiento con José de Arimatea mucho menos bestia y realista que el trabajo que realizara años antes Mel Gibson. Esta vez no hará falta girar la cabeza o taparnos los ojos. Merece la pena no perderse ni un detalle de Resucitado. Puede uno perderse algo importante.