El 30 de mayo de 2025 llega a los cines una cartelera variada que incluye títulos como La trama fenicia de Wes Anderson, una nueva muestra de su inconfundible estilo; Si yo pudiera hibernar (Hasta que todo pase) de Zoljargal Purevdash, un drama mongol sobre la lucha por la supervivencia y la esperanza; El jockey de Luis Ortega, que explora la identidad y la libertad a través del simbolismo ecuestre; Érase una vez mi madre de Ken Scott, una emotiva historia real sobre el amor materno; Los malditos de Roberto Minervini, una mirada desmitificadora a la guerra de Secesión; Sus hijos después de ellos de Ludovic y Zoran Boukherma, drama adolescente ambientado en los años 90; y Blindado de David Yarovesky, thriller tecnológico con Anthony Hopkins.
La trama fenicia (Wes Anderson, 2025)

El inconfundible cineasta tejano continúa su discurso posmoderno caracterizado por el humor y la ironía, los tipos excéntricos pero entrañables, y la construcción de imágenes siempre fascinantes que establecen mundos de ensueño. En La trama fenicia —que creo que hay que ver por lo menos dos veces— tienen peso la parodia de la figura del ricachón norteamericano habituado a que todo gire a su alrededor y el tema de la religión y el sueño celestial, sobre todo cuando se ve la muerte cercana. No es una película con la que se sintonice fácilmente, pero Anderson siempre resulta estimulante para el espectador.
Si yo pudiera hibernar (Hasta que todo pase) (Zoljargal Purevdash, 2023)

De la (supongo) exigua cinematografía de Mongolia nos llega un película tan estimable como arraigada en la sociedad del país centroasiático. Y la distancia cultural y geográfica queda anulada cuando empatizamos con el protagonista, Ulzii, un adolescente de una familia pobre que ha de luchar para sacar adelante a sus hermanos cuando su madre, con problemas de alcohol, abandona la yurta (tienda de lona) situada en una ciudad para irse al campo a criar ovejas. Para Ulzii buscar leña para no morir de frío es el reto diario: un hermano dice que quisiera hibernar como los osos, para no pasar frío… Ulzii destaca en la escuela, participa en una olimpiada de Física y tiene la ilusión de ir a la universidad. Una obra que nos gana desde el primer minuto porque la lucha por la vida, la ternura hacia los pequeños, la madurez del hijo que ha de cuidar de su madre, el apoyo de los vecinos, la ilusiones del adolescente o el compromiso del maestro no nos son ajenos y se aprecian en cualquier lugar del mundo.
El jockey (Luis Ortega, 2024)

La película anterior de Luis Ortega, El ángel, me dejó más bien frío, no así la notable serie Historia de un clan, también dirigida por él. En El jockey presenta un relato preñado de simbolismos —empezando por el mundo de la hípica— en una historia deliberadamente dispersa que puede echar al espectador de la sala. Como trasfondo, el tema de la identidad de género, la maternidad y la libertad de la huida. Los actores están muy bien y la foto hiperrealista y la ambientación otorgan un plus a imágenes a ratos fascinantes. Para cinéfilos con ganas.
Érase una vez mi madre (Ken Scott, 2025)

Estimulante comedia dramática cuyo valor reside en la historia real que narra: el esfuerzo de una madre para que su hijo con un pie zambo de nacimiento no sufra por ello ningún tipo de discriminación. Esta madre coraje, emigrante marroquí en Francia, lucha lo indecible y no abandona su rol protector ni siquiera cuando su retoño es ya un abogado de prestigio. Hay una primera parte un poco blanda, pero luego te gana el torrente emocional que desprende la historia, vista en el país vecino por millón y medio de espectadores.
Los malditos (Roberto Minervini, 2024)

Muy curiosa producción italiana en inglés sobre una patrulla que, durante la guerra de Secesión, se adentra en el territorio ignoto del Oeste. Estilosa, observacional, desprovista de toda épica, con diálogos que parecen confidencias, casi un ensayo que, antes de todo conflicto, abunda en la vida cotidiana de los soldados, algunos tan jóvenes como ingenuos y motivados por la fe religiosa. Para estos, la guerra es el ambiente en que crecen, con el temor a la muerte, como reflejan sus oraciones vespertinas. El espacio semidesértico o el bosque nevado acentúan la desmitificación bélica de la historia. Una obra minimalista, alejada del cine bélico al uso, bien distinta: a descubrir.
Sus hijos después de ellos (Ludovic y Zoran Boukherma, 2024)

Se me hizo largo este drama con valor de crónica de la adolescencia ambientado en los 90, probablemente porque peca de digresiones, y la relación del protagonista con su padre no acaba de tener el peso dramático atribuido al final. No obstante hay momentos con fuerza, aunque, ciertamente no dice nada nuevo sobre esa etapa tan contradictoria del crecimiento humano. Prescindible.
Blindado (David Yarovesky, 2025)

Producción comercial y barata —un actor encerrado en un todoterreno la mayor parte del tiempo— que explora el tema de las tecnologías perversas. El tipo secuestrado varios días en el coche es sometido a todo tipo de pruebas y hasta torturas por parte del propietario, un anónimo justiciero moral que se hace presente únicamente por la voz la mayor parte del relato. La historia incluye cuanta ocurrencia idearon los guionistas, es lo que tienen las tontunas para adolescentes ávidos de emociones. La presencia secundaria de Anthony Hopkins es el único aval para el estreno en salas.
Pelis que se dejan ver en cines el 30 de mayo
