El 28 de noviembre llega a los cines una cartelera marcada por el compromiso y la memoria, con el estremecedor docudrama bélico La voz de Hind, el retrato social de Ciudad sin sueño, el viaje íntimo de Flores para Antonio, el realismo británico de Urchin y la reposición de Crimson Gold (Oro carmesí) de Jafar Panahi.
La voz de Hind (Kaouther Ben Hania, 2025)

Se dice, exagerando, que el cine (o los libros, el arte, la música…) nos hacen mejores, más cultos, más libres. Pero, a veces, no hay hipérbole, como en “La voz de Hind”, que nos hará más sensibles, solidarios y conocedores de la tragedia de Gaza, y permitirá reflexiones más acertadas sobre ese genocidio y la tarea imposible de la Cruz Roja / Media Luna Roja y del voluntariado o los periodistas amenazados por contar lo que ven. Con solo cuatro personajes mostrados y la protagonista oída por teléfono se reconstruye el intento de salvar a Hind, una niña de 6 años encerrada en un coche con familiares muertos y rodeada de soldados disparando. Buen cine de verdad, muy duro, claro; con una historia breve —se trata de un relato en tiempo real— que funciona como sinécdoque de ese genocidio. Pero muy necesario porque ayuda a sensibilizarnos y humanizarnos.
Ciudad sin sueño (Guillermo Galoe, 2025)

Hay un sensible retrato de una familia gitana de la Cañada Real, donde se ubica el mayor mercado de droga del país, con sus discrepancias acerca de realojarse en un piso o permanecer en ese barrio sin luz ni agua con sus animales y su campo. El adolescente Toni tiene el alma dividida y trata de recuperar a su perra, más aún cuando su amigo marroquí se ha marchado. Sin miserabilismos ni carnaza, con una mínima trama y con personajes encarnados por no-actores que viven en la Cañada, es una película muy pensada y bien resuelta que ayudará al espectador a apreciar otros mundos que están en este. Convincente.
Flores para Antonio (Elena Molina e Isaki Lacuesta, 2025)

La (excelente) actriz Alba Flores conduce este documental dedicado a su padre, el hijo rockero de Lola Flores. Pregunta a su madre, a sus tías y a músicos que colaboraron con él, y va desgranando el desasosiego de quien, con 8 años, perdió a su padre en una muerte traumática. Muy completa como documento, sin ahorrar datos sobre las adicciones del cantante, satisfará a los seguidores del músico y al público interesado en la familia y en la figura del “juguete roto” que fue Antonio. Más allá, la cuestión universal de la pregunta por los orígenes y la necesidad de un relato convincente.
Urchin (Harris Dickinson, 2025)

Probablemente no hay nada nuevo en el retrato que hace esta película de un «homeless» joven, abocado a la delincuencia, carne de cañón, incapaz de aprovechar las ocasiones de rehabilitación e inserción social, pero tiene fuerza lo que se dice y lo que se calla (el pasado familiar, su condición de enfermo). Muy heredera del realismo social británico, es una obra sin trampas ni tesis que permite al espectador, más allá de las vueltas argumentales, hacerse preguntas.
Crimson Gold (Oro carmesí) (Jafar Panahi, 2003)

Se repone en salas esta obra menor del siempre atinado Panahi, un resistente al régimen teocrático iraní que, además de conocer la cárcel, se le ha prohibido rodar en numerosas ocasiones. En esta pieza pone en escena el deambular de dos pringados a quienes el azar ofrece la tentación de un dinero fácil. Con notable torpeza, tratan de estafar a una joyería y acaban en una casa burguesa, compartiendo las pizzas que el cliente no ha pedido. La caprichosa trama sirve para plasmar los sueños que viven los más pobres e ignorantes, y el mundo clasista donde también está el Irán de los ayatolás. La mirada de Panahi es estimulante, pero el resultado no pasa de discreto.
Zafari (Mariana Rondón, 2024)

Los vecinos de un bloque de viviendas junto al zoo cada vez tienen peores condiciones de vida, con cortes de luz y agua, y una escasez de alimentos que les lleva a pasar hambre; algunos abandonan el país y la familia protagonista lo tiene previsto. Al zoo llega un hipopótamo, bautizado como “Zafari”, que adquiere valor de metáfora en el relato, pues su presencia totémica —más por el rugido que por la vista— resulta un atractivo para la población. Con aire de distopía pero en un presente que bien puede ser el actual, las guionistas ofrecen una visión apocalíptica de su país y del régimen bolivariano, aunque no se explicita dónde transcurre la historia. Se ve bien, pero le falta ritmo y alguna sorpresa.
Cartelera del 28 de noviembre de 2025
