Una tendencia marcada en las películas que llenan la programación del Americana y que podríamos extender como tendencia en el panorama “indie” es retratar y visibilizar entornos o comunidades socialmente marginadas. Por eso no es extraño que en buena parte de estas obras tenga un especial protagonismo las comunidades afroamericanas, asiáticas u otras minorías. Sin embargo pocas películas consiguen un dramatismo de los conflictos planteados que sea equilibrado. Patti Cake$ no retrata en particular ninguna comunidad étnica pero si un entorno y un sector de la población marginal que se agarra a pequeños sueños para seguir adelante.
Patricia Dombrowski es una joven con sobrepeso que vive junto a su madre y su abuela en muy malas condiciones económicas. Por esa razón dedica buena parte de su tiempo a trabajar y conseguir dinero para mantener el hogar. Sin embargo Patricia no es una persona infeliz, tiene una afición que la llena, el rap, y un sueño por cumplir, llegar a ser alguien en la industria de la música. Para ello se junta con su mejor amigo para hacer bases de rap y componer canciones pese a que no encuentre ningún otro apoyo en su entorno. Pero Patti es una luchadora y aunque caiga varias veces se vuelve a levantar con la ayuda de sus amigos.
Los peligros a los que acostumbran a caer este tipo de películas es en impregnar toda la película de una esperanza naif y poco realista. Intentando satisfacer tanto a protagonistas como a espectador con un falso final feliz, toda la lucha queda anecdótica y poco creíble. Patti Cake$ es una película con los pies en la tierra y se agradece, el dramatismo de la situación y los conflictos personales quedan apaciguados por el tono humorístico del film (un poco desbordado al principio) y la crítica social consigue ser mucho más efectiva.