Para toda la muerte, es una comedia negra con sabor a vodevil que transcurre en un edificio de lujo con sabor a La comunidad de Álex de la Iglesia. Los Compadres andaluces, Alberto López y Alfonso Sánchez, tanto monta, monta tanto, participan de cada uno de los disparatos momentos vividos entre las cuatro paredes de la vivienda del supuesto muerto y los rellanos de escalera o portales donde las marujas y cotillas tienen su coto de caza. Entre caída y caída, resbalón y resbalón e intento frustrado de asesinato conoceremos un poco más a cada uno de los vecinos del edificio y de los extraños que han ido allí a liarla parda mezclando pastillas, ahorcando cuerpos o ahogando sus males no espantados.
¡Qué difícil es aprobar una oposición! Sino que se lo digan a José Vicente que en lleva ocho años para sacarse una plaza como funcionario público. Ocho años en los que ha descuidado a sus amigos, apenas ha tenido vida social y ha hincado todos los codos, los suyos y los de su novia con la que quiere formar una familia e hipotecarse comprándose una casa para salir de la de sus padres. Parece que el esfuerzo ha valido la pena y el futuro se presenta de color de rosa pero ¡no! una llamada llegada de parte del Ministerio va a hacer que su gozo acabe en un pozo ya que se le informa de que no ha obtenido la plaza y que queda pendiente en una lista de espera con suplentes. Es entonces cuando por fin ve algo claro en su vida, para asegurarse un trabajo para toda la vida tendrá que acabar con la de otro ser humano, aquel que le antecede en la lista publicada. Lo que no sabe es que hay más personas que han tenido la misma idea y se le han adelantado convirtiendo esa noche en una auténtica pesadilla sevillana con sabor argentino.
En este 13 Rue del Percebe sevillano ni hay tenderos ni portera que controle una la luz que va y viene a ritmo del consumidor, no hay pensión ni médico en el primer piso pero si una loca de los gatos en la comunidad con hijo al que solo le falta disfrazarse con el casco oscuro de Darth Vader y decir que es el padre de alguno de ellos. No vamos a encontrarnos en la azotea cobradores sin frac que busquen un dinero adeudado pero si unos asesinos novatos que harán todo lo posible por salirse con la suya, incluso asociarse buscando un final feliz para ellos y otro un poco más doloroso para el dueño del apartamento que han asaltado a golpe de pistola, cuchillo o bate de baseball sin Harley Quinn.
Todos podemos ser unos asesinos ¿o no? El director Alfonso Sánchez lo duda, la novia de José Vicente no se lo cree ni tampoco toda la fauna que en estampida no le importa abandonar un velatorio y participar de esta rave o fiesta improvisada llamada jaula de locos sin marcha atrás. Como ocurría en las dos películas noventeras protagonizadas por Andrew McCarthy, el muerto o supuesto muerto va a correr más que nadie, caer por las escaleras accidentalmente sin magullarse o sobrevivir a cualquier ataque con la aparición de Deus ex machina aparecidos de la nada que resuelven todas las tramas, incluidas las secundarias.
Para toda la muerte ¿es casposa? Hombre, no voy a engañar a mi padre, lo es y huele a serie b que tira para atrás pero eso no hace que sea peor que sus hermanas mayores. El humor no llega a ser ridículo, las interpretaciones cumplen y los errores que haberlos, haylos tienen un pase con el comodín del presupuesto. Esto ¿que quiere decir? pues que durante una hora y media vamos a estar medianamente entretenidos, vamos a empatizar con alguno de los personajes ¡yo también he sido uno de esos ex opositores al que no le ha sonreído la suerte! y vamos a evadirnos de nuestra cotidianidad viviendo la de otros españolitos de a pie. En Para toda la muerte, lo políticamente correcto se queda a un lado en producciones de este tipo más interesadas en describir una realidad monstruosamente deformada que otras más perfectas e idílicas.
La moraleja final ¡no, ese barrio rico de Madrid! es lo de menos, lo importante es el camino recorrido hasta llegar a ella y la divertida espera acomodada en sofás chaise longue amenizada con conversaciones indiscretas y desconocidas.
Para toda la muerte es una comedia suplente en tiempos muertos de temporadas de cine, por eso sorprende que a finales de enero nos llegue esta a la cartelera enfrentándose a transatlánticos como las nominadas Jojo Rabbit o 1917 de Sam Mendes. Difícil competencia para este tercer largometraje que no sabemos ¡si funcionariá!