Ya se sabe que el futbol en Argentina es mucho más que un deporte, es una pasión y si me apuran hasta una religión. Por allí dicen algunos que Maradona es Dios, a tales extremos llega. El deporte del balompié es el tema fundamental de Papeles en el viento que además toca otro de los valores que más adoran los argentinos como es el de la familia o el de la amistad.
Un grupo de cuatro amigos se reúnen en el campo cada semana que juega su equipo dispuestos a olvidarse durante noventa minutos de los problemas que tienen en casa o en su lugar de trabajo, un taller de lavado de coches ruinoso, un bufete de abogados o un colegio. La muerte de uno de ellos, encarnado por el músico Diego Torres, apodado “El mono”, en clara referencia a su pasado deportista, hay que destacar que en Argentina muchos futbolistas tienen motes con nombre de animal, hace que sus tres amigos tengan que encargarse de la futura educación de una hija a la que ellos mismos tratan así. Para asegurar su porvenir deciden convertirse en representantes de una joven promesa al que antes llevaba su compañero futbolero. Lo que no saben es que va a ser misión imposible tratar de vendérselo a alguien pues su calidad parece que se ha perdido en la cancha. Desde ese momento cada uno de ellos juntos o por separado idearán cualquier cosa para colocar a ese paquete en un equipo sea cual sea. Los engaños, las medias verdades y las estafas serán el pan nuestro de cada día con tal de conseguir su objetivo que es proporcionar un futuro con garantías para la niña. Cada uno aportará su granito de arena y cada uno cumplirá con su cometido cueste lo que cueste aunque en el camino tengan que enfrentarse a jefes despóticos o esposas celosas del tiempo que dedican a esta complicada empresa o a tiempos muertos jugando a la Playstation.
Juan Taratuto es muy conocido en su país. El director de películas tan exitosas como No sos vos, soy yo también con Diego Peretti o Un novio para mi mujer decide llevar al cine una novela de Eduardo Sacheri del 2011 del mismo nombre en donde lo que más importa es la amistad que puede vencer a la misma muerte, en donde las promesas se cumplen siempre y donde la fe por el futbol mueve montañas.
La gran sorpresa de Papeles en el viento es Diego Torres que hace un papel muy completo y poco esperado pese a que sus intervenciones se limitan a los momentos en los flashbacks donde habla con cada uno de sus amigos ya sea en su casa, en el bar o en el hospital donde finalmente fallece. Se entiende su nominación a mejor actor de reparto por esta comedia en los premios sur 2015, dados en noviembre en Argentina, pese a que no se llevara el galardón.
Como ya he dicho el futbol lo llena todo, sin él no es posible salir adelante. Gracias a él pueden salir de cualquier aprieto y siempre será una válvula de escape ante las zancadillas que les pone la vida, como la prematura muerte de su amigo. El film comienza con los tres hombres y la niña en un coche de visita al primer partido que ella verá de su equipo favorito con camiseta incluida y finaliza de la misma manera tapándole los ojos para que la impresión por ver el estadio y la animación con confeti y papeles al viento, tan característica de la fiesta que se monta en los prolegómenos de un partido, sea mayor.
Entre una y otra escena del mismo tiempo Taratuto cuenta que los ha llevado hasta allí, con timo a un equipo árabe como solución final. Papeles en el viento es la representación del título de una de las canciones más conocidas de Diego Torres dando color esperanza al mundo que nos ha tocado vivir. Una voz y un grito de alegría ante las adversidades, el vaso medio lleno y no medio vacío. Así es Papeles en el viento.
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