Si una película de terror, como esta Darkness rising que se precia de querer ser algo serio provoca entre el público risas y carcajadas en más de una ocasión es que algo no cuadra. No puede ser que una casa encantada como esta, abandonada desde hace muchos años, tenga esos fantasmas de garrafón o esos muñecos que asustan más bien poco, por mucho que sangren sus ojos. No puede ser que los perros rabiosos se multipliquen inexplicablemente o se desplacen a unas velocidades superiores a los Super Saiyan y no se explique el porqué. Tampoco es de recibo que las diferentes posesiones se limiten solo a cambiarles las lentillas a los protagonistas ¡Estas cosas deberían dar miedo y no ser motivo de broma o cachondeo!
Austin Reading que proviene del mundo de la TV, no parece haberle dado muchas vueltas al guion que ofrece Darkness rising. Los diálogos de besugos entre los tres visitantes de la casa son un tanto ridículos, deteniéndose en detalles que poco importan y dejando a un lado cuestiones que podían arrojar luz a la oscuridad en la que en todo momento nos movemos ¿Alguien de verdad se cree que pueden haber ocultado el nacimiento de un niño a alguien durante un porrón de años o que esa mansión ha estado deshabitada desde hace un par de décadas? Yo por supuesto que no y muchos a mi alrededor tampoco.
Eso de los viajes temporales y en el espacio o los campos de fuerza está muy bien para la ciencia-ficción, lo de los espíritus que no desean abandonar el hogar donde murieron ya lo vimos en la saga de Amityville también con voces que ordenaban matar a todo ser viviente que morara allí o en alguno de los casos del matrimonio Warren. Mezclarlo todo y además de manera liosa con una introducción que parece tener poco que ver con lo que sigue a continuación no me parece un acierto, más bien una derrota sospechada. No hace falta recorrer cada habitación de esa gran caserón ni comprobar que existen puertas secretas que solo se abren con ciertas llaves mágicas para conseguir que sintamos un escalofrío en nuestro cuerpo. Los sustos están muy bien pero yo necesito más que unos golpes de sonido atronadores cuando el monstruo de turno ataque a alguno de los tres jóvenes, por cierto un tanto inútiles con sus intentos de escape o de detención de un poseído. Con cada nueva aparición, alguna tan típica como la del sótano o cada mala idea ¡vamos a traer una mínima cantidad de agua sucia de la cisterna del inodoro entre las manos para lavar los ojos de nuestra prima! parece que el disparate va aumentando hasta llegar a un límite que pocas veces hemos visto, como encender todas las luces de la casa en vez de apagarlas como se hace siempre en el género.
Necesitamos más información sobre lo que allí pasó, sobre la madre loca que quiso asesinar a su hija pródiga que ha vuelto con refuerzos, ese símbolo que mágicamente aparece cuando menos se le espera, el extraño cinco pintado, es una pista que los conduce a ellos, la bañera con huesped que hace un homenaje a El resplandor de Kubrick o al niño ahogado que vive al final de la escalera. No se dejan agujeros abiertos sino unos boquetes bien grandes que debemos tapar con conjeturas de nuestra propia cosecha. Si la idea es pasar una hora y media de horror continuo no creo que Darkness Rising sea la película ideal, si por el contrario es tomada como una paranoia de director estirando el absurdo entonces si que tiene alguna oportunidad de salvarse de la quema.