Noche de venganza

Noche de venganza, salvando a mi hijo Thomas

Lo que es y lo que debería ser. Debería ser Nuit Blanche, película francesa del 2011 pero es Noche de venganza del 2017; debería tener un protagonista más humano que sintiera los golpes y no pareciera inmortal, pero es Jamie Foxx en plan John Mc Clane en el interior de otra jungla de cristal y luces en Las Vegas, un casino donde no gana nadie perdiendo incluso los dueños, deberían ser todos bastante más inteligentes y actuar de una manera más lógica pero corren todos como pollos sin cabeza, conducen a los dieciséis años como Fernando Alonso, se dejan la puerta abierta de la celda improvisada o manejan una pistola como John Wayne y matan a diestro y siniestro aunque se dedican a salvar vidas en el hospital.

Noche de venganza
No se puede negar que Noche de venganza tiene todos los elementos que una película de acción policíaca requiere. Persecuciones a pie o en coche, escenas con tiroteos en interiores con inocentes testigos, peleas a lo Fast and Furious pasadas por agua o espejos, mojigatos empleados que ante una placa de policía no sospechan nada raro o se lían a mamporros y un cargamento de droga que se ha extraviado y que buscan todos como locos. No podían faltar los corruptos o los traidores entre los maleantes ni tampoco la habitual dosis de buen corazón entre aquellos que sospechamos van a ser los superhéroes.

Hay muchas preguntas sin contestar, muchos interrogantes que se quedan en el tintero, errores que empobrecen algo que pese a todo, entretiene. Con esto no digo que Noche de venganza sea una buena película, más se parece a un telefilm de sobremesa con mayor presupuesto que uno normal, de esos de relleno que a veces se cuelan en la cartelera en meses bajos de taquilla. Aquí la temporada fuerte comienza en junio y no en mayo como en Estados Unidos, un mes de celebraciones varias, véase las comuniones que se dejan sentir en el box office español.

Hace algunos años ya fue secuestrado el hijo de otro superhombre, experto en artes marciales, cuando viajaba al extranjero, ahora la chica es un valiente adolescente que se atreve a enfrentarse a la mafia siempre acompañado de su padre que no hace otra cosa que perderlo siempre que surgen problemas. Es por ello que este nuevo Liam Neeson repite casi siempre la misma secuencia, disfrazarse de todo tipo de personajes a lo Mortadelo y huir de los otros polis que sospechan de su tachable moral y comportamiento, entre ellos una agente de asuntos internos a la que no le importa partirse la cara a boinazos o desenmascarar a su compañero del alma quien trabaja infiltrado para los malotes. Es la menos inútil de todos ellos, la única que parece no estar en nomina ni comprada por el Padrino al que nunca se ve pero que sabemos que existe, un señor X mayúscula sin nombre ni foto que ocupa el lugar más alto de la organización criminal que opera en la ciudad.

Noche de venganza
Michael Mann ha jugado antes también a ese juego pero con un guion más elaborado, una trama más rebuscada y menos fuegos de artificio entre mesas de Black Jack o ruletas. Baran bo Odar, jefe de todo este cotarro que es Noche de venganza se ha comido a Michael Bay y aunque no use Transformers, como él, se ha dejado llevar por el lado oscuro. Prefiere mejores efectos de sonido y espectaculares destrozos o explosiones a mansalva que diálogos mejor elaborados o gracias más divertidas que estampar una botella de champagne con vela encendida o impresionantes guardianes de los lavabos que luego se convierten en tus mejores aliados. Muchas veces se calienta el horno pero el bollo no sube como una amenaza al limbo, un regalo que nos imaginamos pero no vemos o un interrogatorio que deja mudito al primo tonto de la family. Solo Scoot McNairy, relegado a un segundo plano y David Harbour impresionan con esas miradas de locos peligrosos capaces de hacer cualquier cosa, todo lo contrario que Dermot Mulroney que a veces da más pena que miedo. De verdad debería replantearse el papel de malvado traficante de drogas porque no le hace justicia, le queda mucho mejor el smoking de best friend junto a Julia Roberts en comedietas románticas.

Hagan juego, señores. En este casino han entrado muchos pero solo saldrá uno vivo acompañado de su hijo. Una noche que servirá para curar heridas del pasado y para unir a una pareja que se había dejado de querer por causa del trabajo. Las fichas vuelan sobre el tablero, casi todas han caído en el negro, pasa e impar.

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