Algo se muere en el alma cuando un amigo se va. Por suerte, en el caso de la muestra Syfy no es un adiós, sino un “hasta el año que viene”, cuando ya cumplirá 17 ediciones desde su puesta en marcha. Este año, la muestra ha demostrado estabilidad tras varios experimentos en años anteriores, manteniendo el sistema de salas en silencio y de fiesta, y el público ha respondido como era de esperar: con nuevos chistes que aumentan el lore hasta un punto imposible de entender para espectadores novatos (eso no es una crítica, ni mucho menos: ¡se disfruta igual!). El cuarto día de muestra no nos ha traído nada especialmente reseñable más allá de la gran labor del equipo, cuyo cariño se nota de principio a fin.
16 años de Huesitos tirados, famosos diciendo “Canino” (lo que pasó después le sorprenderá), aplausos a la luna y las puertas cerradas, Todd Acosta y mucho, muchísimo más. La muestra Syfy es ese amigo al que no quieres ver todas las semanas, pero vuelves a descubrir una vez al año y es como si nunca os hubierais dejado de ver, llenándote de risas y buen rollo hasta el año siguiente. Pero vamos a lo que vamos: el cine de esta jornada de clausura.
‘Diamantino’ (¿?)
Pasa con pocas películas, pero realmente, por más que lo medite, no sé qué nota numérica ponerle a ‘Diamantino’, un film diferente a cualquier otro que hayáis visto. Este biopic paródico no confeso de Cristiano Ronaldo (un famoso deportista portugués tontuelo con problemas con el fisco) habla del drama de los refugiados, el Brexit, el auge del fascismo y la glorificación de los deportistas utilizando para ello cachorros de perro gigantes, clones, planes diabólicamente estúpidos y un personaje principal que hace que todo merezca la pena.
‘Diamantino’ es toda una revelación: un personaje tierno y tonto que logra levantar toda la película en base a él, cuando en manos de otros guionistas, directores y actores habría sido tedioso y catastrófico. Sorprendentemente, paso a paso, y cuanto más exagerado mejor, Diamantino convence hasta a los que no habríamos dado un duro por ello. El filme ganó el Gran Premio de la Semana de la Crítica en Cannes, pero, sinceramente, es una propuesta tan radicalmente nueva que es difícil asentarse en una opinión concreta.
‘Hell is where the home is’ (**)
Hace 110 años se estrenaba ‘The lonely villa’, de D. W. Griffith (que luego se hizo famoso con ‘El nacimiento de una nación’, ‘Intolerancia’ y un racismo que es curioso de ver hoy en día), una película de ocho minutos en la que un grupo de criminales asaltan una casa y los que están en el interior tienen que tratar de sobrevivir. No es que el argumento de ‘Hell is where the home is’ sea muy diferente, con un par de parejas que tienen que enfrentarse a un par de villanos armados que quieren unas fotos de vuelta.
La cosa se lía más de la cuenta, claro, y acaba como el rosario de la Aurora por decisiones estúpidas de ambas partes (“Tengo a las testigos atadas y en mi poder, puedo hacer que confiesen… Pero en su lugar haré que revivan rencillas personales”) y la ausencia absoluta de giros de guión sorprendentes, incluyendo el clásico “Ay, esa persona que parece que se ha muerto al final resulta que no estaba muerta”. No aburre, pero tampoco aporta nada más que las cuatro normas autoimpuestas del género.
‘Escape room’ (***)
‘Escape room’ es la respuesta del mercado a un público millennial que quiere seguir viendo a gente jugando por sobrevivir pero está harto de la saga ‘Saw’. Y en esas estamos: una versión light de los juegos de Jigsaw con menos sangre y originalidad, algunos recovecos de guión muy poco interesantes (incluyendo algunos francamente estúpidos) y unos protagonistas que dedican los últimos minutos a decir, sin descaro, que habrá segunda parte y que ya están en ello.
A medida que las habitaciones avanzan, también lo hace la estupidez de los jugadores, que al principio son capaces de razonar como en cualquier escape room y al final deciden darse a la anarquía. Pese a todo, los primeros dos actos son tremendamente divertidos antes de que en el tercero abandonen cualquier idea medianamente original para entregarse al dios de las sagas.
¡Y hasta aquí! El año que viene, más mandanga, más gritos, más risas y más buen cine. ¡Muestra Syfy por siempre!