Con el paréntesis de un rodaje en Francia (La verdad, protagonizada por Juliette Binoche) y algunos trabajos para televisión que le apartan de sus temas e intereses artísticos, el cineasta tokiota Hirokazu Koreeda viene desarrollando una constante y muy estimable carrera con sus historias de familia, conflictos de padres e hijos, situaciones de abandono, identidad de niños adoptados, supervivencia tras las heridas emocionales, etc. Todo un mundo que maneja con soltura y enorme capacidad para construir ficciones que conmueven al espectador, como se aprecia en De tal padre, tal hijo (2013), Nuestra hermana pequeña (2015), Un asunto de familia (2018) y Broker (2022), por citar algunas entre las más significativas.
Monstruo arranca con un breve conflicto en la escuela del protagonista Minato, que vive con su madre viuda, y que sirve para armar un espléndido guion (muy justificada Palma de Oro de Cannes) que ofrece tres perspectivas del suceso. En la primera, la madre va a reclamar a la escuela por la presunta agresión de un profesor, Hori, que termina siendo suspendido de su empleo; en la segunda, conocemos el suceso a través de Hori, y en la tercera a través de Minato y su amigo.
Con Monstruo, Koreeda logra con esta cuidada estructura poner en pie una intriga muy sólida, de manera que el espectador va cambiando sus hipótesis acerca del episodio del aula y la responsabilidad de cada personaje. Con ello se consigue reflexionar sobre nuestro desconocimiento de la realidad y las distorsiones de los puntos de vista, pero, sobre todo, sobre la dimensión moral y la implicación de cada uno. La declaración falsa de la directora de la escuela y su postura de no implicarse en resolver los conflictos es una valiosa trama secundaria que justifica la mentira de Minato al contribuir con otros chicos al acoso escolar que sufre su amigo.
El director nuevamente nos presenta niños que carecen de la referencia de padre, lo que explica sus inseguridades y comportamientos extraños. Pero hace hincapié en su inocencia. Al final, en Monstruo queda un potente drama que profundiza en la complejidad de los conflictos que atenazan a los seres humanos y de las respuestas de cada uno. Una película realmente estimulante.