¿Eh? Ya. Ya lo sabemos. Esto iba sobre cine. Pero, qué se yo, me he liado, y al final lo he visto todo de una sola vez, como si de una maratón de cine se tratase. Un ‘cine en serie’, vamos. Si después de este abrumador chiste –que fue sugerido por un desconocido, al cual, mandamos a ‘protección de testigos’ por su propio bien y el de su familia– sigues leyendo, es que algo no estoy haciendo bien. Porque deberías ir corriendo a ver la segunda temporada de Marvel – Daredevil en Netflix, sin dejar que nadie te cuente nada.
Si todavía sigues conmigo, es que eres un aguerrido lector, una persona que necesita saber todos los detalles sobre Marvel – Daredevil y que se fía más del criterio de alguien que no conoce, acompáñame en este maravilloso viaje a través de ‘La cocina del infierno’. Pero cuidado, hay ninjas en cada esquina.
Netflix y Marvel hacen una danza del amor a la luz de la luna, y nos trae la mejor serie basada en un cómic que se ha hecho, superando el mal sabor de boca que dejó Jessica Jones, cuyo máximo aporte al género ha sido que bebe whisky y está siempre con cara de ‘grumpy cat’.
Poco podemos decir de Marvel –después de todo se ha preocupado de meter la muletilla delante del Daredevil, para no confundirlo con aquel esperpento de Ben Affleck– salvo que tiene su propio superpoder; convertir un héroe oscuro, en una adaptación más oscura todavía, pero sin caer en los pesadísimos traumas horrendos que llenaban la vida de Matt Murdock en su primera temporada.
Se ve que su máxima fue “segundas partes nunca son buenas, hagamos algo distinto”, puesto que todos los anclajes pesados que la serie de Netflix, tenía a sus espaldas – poco traje, pocas peleas, muchos diálogos, con la consabida falta de ritmo que esto trae – quedan redimidos aquí, mostrándonos de nuevo un plano secuencia interminable dónde ‘el cuernecitos’ se defiende de los malhechores que acechan su barrio.
Porque lejos de las invasiones alienígenas y las conspiraciones judeo-masónicas de Hydra, existe otra Nueva York. Una en peligro de exclusión social, que también necesita ser defendida de aquellos supervillanos reales que todos conocemos. Estos superhéroes justicieros – aunque en su versión original, prefieren denominarlos “vigilantes”– urbanos sangran mucho, que se lo digan Jon Bernthal (Frank Castle, The Punisher o El Castigador) que se pasa toda la temporada con la cara morada. Así que si te pensabas que esto iba de gente con capa y salvando el universo en el último momento, abandona la sala en estos instantes.
Pero ojo, eso no quita que se pierda la historia del personaje, ya que en esta nueva temporada tenemos dos elementos básicos en la mitología de Daredevil.
La Mano y Elektra. A los primeros ya pudimos verlos en la primera temporada, esos ninjas que nos retrotraen al cine asiático; y la mujer fatal que marcó la vida del abogado ciego en su juventud, sirven para aliviar la trama, siendo una vía de escape a ‘El Castigador’, aportando el balance necesario para que no nos aburramos a mitad de camino.
Lo único malo, ‘catastrófico’ sería la palabra correcta, es lo corto que se hacen los 13 episodios de Marvel – Daredevil; la espera hasta volver a ver a Matt Murdock – abogado de día justiciero de noche, y follador nato en el hueco que le queda– se intuye que no será fácil, y más viendo la incertidumbre que plantean sus decisiones de cara a una tercera temporada que se antoja necesaria y vital, tanto para el desarrollo del personaje, como de todo ese público que disfrutará con sus aventuras.
4 comments
Sólo comentarte que en inglés, la palabra Vigilante se traduce como Justiciero, no superheroe.
Llevas razón, Luis. Corregido. Muchas gracias 😉