Si valorásemos las películas con el baremo de intenciones/resultados Los Mercenarios 2 podría ser calificada como una casi Obra Maestra. Obviamente no hace falta que os cuente de qué va el tema y de cuales son las expectativas que hay que tener: explosiones, tiros, mamporros, one-line-jokes y, sobre todo, codazos y guiños al espectador.
“Los Mercenarios 2″ comienza como si fuera una película de James Bond: una espectacular escena inicial nos muestra a todos los mercenarios entrando como un elefante en un una cacharrería en un pueblo perdido de un país subdesarrollado para rescatar a alguien. Como era de esperar la sutileza la dejamos a un lado y aquí todo es de verdad sin cantosos efectos digitales ni moderneces en la realización.
¿Y la historia? ¿De verdad a alguien le interesa la historia? Bueno, vale. Básicamente, Bruce Willis les encarga una misión, uno de los mercenarios muere por el camino (no os digo quién pero canta desde el minuto uno), Stallone se cabrea tomándoselo como algo personal y busca venganza. Y si ya decimos que el malísimo es Jean Claude Van-Damme en un registro disfrutón pues para qué vamos a pedir más.
Puede parecer que esto es un juego más que una película. Como un capítulo de Community pero de películas de acción de los 80/90. Un trivial en el que cada minuto hay un guiño/homenaje/coña para que los espectadores de nuestra quinta esbocen una sonrisa cómplice, conscientes de que nos están hablando a nosotros.
Pero lo mejor es que Los Mercenarios 2 funciona también a las mil maravillas como una cinta de acción independiente más allá de saber quiénes son (y sobre todo quiénes fueron en algún momento) sus protagonistas. Mi sobrino de 14 años que me acompañaba en la proyección disfrutó como un enano en todo momento sin necesidad de saber quienes eran los tipos esos que decían cosas raras como Yipi ka yei, He vuelto o hacían referencias a Rambo o a la ingeniería química. El conseguir este valor y no quedarse en un mero batiburrillo referencial es lo que hace a la película aun mejor de lo que puede parecer.
No quiero dejar de destacar la excelente labor tras las cámaras de Simon West. Con una planificación y ejecución más que limpia donde todo se ve. Especialmente reseñable es la pelea final entre Stallone y Van Damme donde ninguno de los dos defrauda en absoluto. West consigue además dotar a la película de una fotografía nebulosa más que interesante con un continuo uso de luces y sombras de gran belleza.
Por supuesto que podemos poner pegas: Jet Li sale poco, lo de Chuck Norris es un poco más que un cameo y la química entre Statham y Stallone estaba mejor resuelta en la primera. Pero son menudencias y ahora sólo queda esperar a la inevitable tercera parte. ¿Apostamos? Yo digo que Steven Seagal, Wesley Snipes y Kurt Russell como mínimo se deberían dejar caer.
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