The Shopping Night Barcelona (TSNB) es un evento que consiste en mantener abiertas las tiendas más importantes de la ciudad condal durante una noche. Este año se realizará el 4 de diciembre y mientras tanto podemos asistir a un montón de iniciativas ya no solo basadas en la moda, sino extendidas a la cultura, el arte y la gastronomía. Una de estas iniciativas la vivimos el pasado lunes en la Filmoteca de Cataluña y tenía como máximo referente el glamour que derrocha, pase por dónde pase, la figura de Marilyn Monroe. De este modo, el centro de la cinematografía catalana se convirtió en un espacio donde predominaban los trajes y vestidos de etiqueta, la buena música y el buen estilo en cada esquina. Un total de cinco personas “disfrazadas” de Marilyn Monroe acompañadas de apuestos galanes con esmoquin formaban básicamente el alma de la fiesta. Pero al fin y al cabo toda esta parafernalia era una simple excusa para ver buen cine, y encima buen cine de la mano de Howard Hawks, uno de los más grandes directores del Hollywood clásico. Director capaz de realizar la mejor película de cada género: western, comedia, cine negro o musical. Hawks se atrevía con todo y no es de extrañar que un evento basado en el glamour y la moda encontrase precisamente en él una obra paradigmática.
Los caballeros las prefieren rubias no es ni mucho menos la mejor película de Howard Hawks, pero no deja de ser una de las obras claves del séptimo arte. Esta obra se cataloga muy rápidamente de musical pero si por algo destaca es por ser una comedia inteligente y con un guion perfectamente estructurado. Pocas parejas cómicas femeninas funcionan tan bien como el dúo entre Marilyn Monroe y Jane Russell. Monroe es tachada de chica tonta, guapa, que solo sabe relacionar el amor con la palabra dinero. Russell es su contrapunto perfecto, la inteligente, la diestra, la que busca un hombre atractivo e inteligente más allá del dinero que pueda aportarle. Ambas, interpretando a dos estrellas musicales estadounidense, se embarcan en un viaje directo a Francia encerradas en un navío. Donde los embrollos amorosos, las confusiones, los espías y las situaciones cómicas perfectamente hiladas configuran una película que, como prácticamente todas las obras de Hawks, supera el puro entretenimiento cinematográfico y lo trasciende, convirtiéndose en un clásico inolvidable.
Pero la gran película iba acompañada de un ambiente inigualable. Donde el público cantaba las canciones y tras cada número musical, las Marylins y sus acompañantes que habían ocupado minutos antes el hall de la filmoteca, se levantaban y aplaudían con entusiasmo.
Y el evento no acabó con los créditos de la película. Aún quedaban otras sorpresas reservadas para los asistentes. Cuando volvimos al hall teníamos preparado el mejor ambiente posible para un evento tan glamuroso como el que prometía la TSNB. Los cupcakes, el cava y de nuevo la buena música fueron los últimos protagonistas que cerraron la velada. Da gusto que Barcelona potencie iniciativas como esta en la que cosas tan dispersas como la moda o el cine pueden juntarse para ofrecer a los ciudadanos barcelonenses cultura, buen cine y mucho glamour.
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